Influencia tolteca en el mundo mesoamericano
La influencia cultural de Tula se extendió en un área que sobrepasaba las fronteras de su imperio. Muchos aspectos de la civilización nahua, que alcanzaron su máxima expresión con el imperio mexica, nacieron en el mundo tolteca. Éste fue el primer pueblo, posterior a la decadencia de Teotihuacan, que unificó extensas áreas de Mesoamérica en un gran sistema cultural. A partir de estos cambios se pueden agrupar tres grandes procesos interrelacionados:
1. La propagación de poblaciones toltecas de habla nahua (y a veces de habla otomí) hacia regiones fuera del centro de México, y la fundación, en las distintas zonas, de dinastías reales que proclamaban su origen tolteca.
La influencia de Tula abarcaba centenares de kilómetros, pues controlaba gran parte del centro de México, importantes zonas del Bajío, la Costa del Golfo, Yucatán y posiblemente el área del Soconusco, las vertientes del Pacífico de Oaxaca, Chiapas y Centroamérica.
Durante la conquista de provincias, surgían importantes movimientos en los pueblos de habla nahua (alianzas y matrimonios con las familias reales de otros Estados) que eran dirigidos por el Estado tolteca; de esta manera los reyes de Tula reforzaban su poder político.
Esta tradición permaneció fuertemente arraigada, pues cinco siglos después, las dinastías reales de muchos pueblos mesoamericanos reclamaron el derecho de descendencia directa de los reyes de Tula, enorgulleciéndose de sus antepasados. Los reyes toltecas ejercían funciones de árbitros de poder entre los pueblos de Mesoamérica.
2. La consolidación de una red comercial desde Costa Rica hasta los actuales estados de Nuevo México y Arizona, en EUA.
La variedad del mundo tolteca se refleja en los productos foráneos que llegaron a Tula desde lugares muy alejados del Altiplano Central. Durante la exploración de los recintos de Tula, se encontraron vasijas de cerámica nicoya de Costa Rica y Nicaragua, fragmentos de vasos policromados mayas de Campeche, vasijas y fragmentos de otros vasos de loza plumbate del Soconusco, junto con cantidades importantes de cerámica procedente de la Huasteca, el centro de Veracruz y el norte de Mesoamérica (probablemente Zacatecas y Jalisco), así como fragmentos de serpentina y jade de Guerrero (y tal vez de Guatemala), tecali (ónix), procedente quizá de Puebla, pequeños fragmentos de turquesa de Nuevo México o Arizona; conchas marinas de posible procedencia de las costas del Pacífico o del Golfo y miles de fragmentos e instrumentos de obsidiana. El hecho de que casas habitadas por gente común de la ciudad contuvieran materiales exóticos procedentes de tantos lugares distintos, resalta la extensión y la fuerza de la red de comercio y tributo del imperio tolteca.
Algunos de los productos foráneos llegaban a Tula seguramente como tributo de las provincias dependientes del imperio, y muchos otros fueron llevados de zonas muy distantes por comerciantes profesionales equivalentes a los pochteca mexicas. Durante los siglos X y XI d. C., muchos sitios en la región maya y Centroamérica que comerciaban con los toltecas obtuvieron herramientas de obsidiana verde a cambio de productos tropicales.
3. Importantes cambios en la religión y la ideología de los pueblos mesoamericanos: introducción de algunos dioses nahuas, y un énfasis en el complejo épico del hombre-dios Quetzalcóatl.
La expansión de la cultura tolteca entre los siglos IX y XI d. C. cambió el pensamiento y la religión de muchos pueblos mesoamericanos. Los toltecas introdujeron algunos dioses nahuas a grupos mayas y otros pueblos centroamericanos, el más importante fue Quetzalcóatl. También aparecieron imágenes de Xipe Tótec, Mictlantecuhtli (el dios de la muerte) y otras deidades.
Quetzalcóatl y Tezcatlipoca (como Huitzilopochtli) simbolizan la transformación de los pueblos mesoamericanos, inspirada por los toltecas. La victoria de los seguidores de Tezcatlipoca en Tula aumentó la atención en la guerra y el sacrificio humano en muchas culturas que tenían contacto con los toltecas; sin embargo, la herencia de Quetzalcóatl era aún más grande que los bélicos cultos a Tezcatlipoca. El ciclo épico de Ce Ácatl Topiltzin Quetzalcóatl llegó a ser la leyenda central de la civilización mesoamericana y siglos después de la época tolteca los antiguos mesoamericanos todavía esperaron el regreso de Quetzalcóatl, hasta que la conquista española destruyó su mundo. |