La Atlántida y Schliemann






Henri Schliemann es probablemente uno de los más importantes arqueólogos de la historia y poco sabríamos de ciudades como Troya de no ser por sus investigaciones, nadie duda hoy de la veracidad de sus teorías que se vieron avaladas mas tarde por importantes descubrimientos arqueológicos.

Si uno lee su biografía podría decir que poco le quedo por hacer, pero para alguien como Schliemann, que tomo como base de sus investigaciones los antiguos textos griegos para demostrar que las ciudades que describían existieron en un tiempo lejano, le quedo una espinita clavada; La Atlántida.

Es lógico pensar que alguien como el se planteara su búsqueda, al fin y al cabo descubrió Troya a través de la Illiada, y aquí es donde empieza la leyenda de Schliemann, auque deberíamos decir de los Schliemann.

Corría el año 1912 y en aquel tiempo el New York American era un periódico de cierta reputación, el 20 de Octubre de ese año se podía leer en el interior del nutrido diario un articulo titulado "Como encontré la Atlántida, fuente de toda civilización", la verdad es que hoy solo podríamos encontrar titulado así un articulo en alguno de esos periódicos que afirman que Elvis esta vivo y vende pescado en Texas.

La verdad es que no he tenido acceso directo a dicho articulo pero esto es mas o menos lo que cuenta, y lo firmaba un tal Paul Schliemann.

Poco antes de morir Henri Schliemann viendo que se acercaba su final llamo a un buen amigo y le entrego un sobre en el cual había escrito, "Este sobre solo debe ser abierto por el miembro de mi familia que se comprometa bajo palabra de honor a dedicar su vida a las investigaciones que encontrara aquí someramente indicadas", una hora antes de morir pidió papel y lápiz y escribió una segunda carta para que fuera entregada al mismo amigo, en dicha carta Henri dejo indicaciones para que rompieran un jarrón con cabeza de lechuza y examinaran su interior, lo que allí se hallara se refería a la Atlántida, también dejo dos referencias, una tumba al este del templo de Sais y el campo funerario del valle de Chacuna, allí encontrarían pruebas sobre la exactitud de su teoría sobre la Atlántida.

Henri Schliemann paso sus últimos días en Nápoles, mientras su nieto Paul Schliemann estudiaba en Rusia, desde allí marcho a Alemania y más tarde a oriente hasta 1906, fue en ese año cuando el portador de las cartas considero que era oportuno entregárselas a un intrigado nieto, el cual leyó y acepto las condiciones de su abuelo, abrió los sobres y de ellos saco fotos y algunos papeles.

La primera carta venía a decir esto:

"El que abra este sobre debe también jurar formalmente que continuara con la obra que dejo inacabada. He llegado a la conclusión de que la Atlántida no fue solamente un gran territorio entre América y las costas occidentales de África y Europa sino que fue asimismo la cuna de toda nuestra civilización. Mucho se ha discutido ya sobre ese punto entre los especialistas. Según unos, la tradición relativa a la Atlántida es una simple invención poética, que tiene como único fundamento datos fragmentarios sobre un diluvio acaecido algunos miles de años antes de nuestra Era. Otros consideran esta tradición como realmente histórica, pero sin presentar pruebas de su veracidad."

"Entre los materiales aquí reunidos figuran documentos, notas, artículos y todas las pruebas que, a mi modo de ver, conciernen a la cuestión. El que examine mas adelante estas piezas se ha comprometido bajo palabra de honor a continuar mis investigaciones y a hacer cuanto este en su mano para llegar a un resultado decisivo. Para lo cual, podrá en primer lugar utilizar los medios que pongo en sus manos y, en segundo lugar, no deberá omitir aclarar que soy yo el verdadero promotor de estos descubrimientos. El Banco de Francia tiene en deposito una cantidad que será entregada a quien presente el recibo, y ese deposito bastara para cubrir los gastos de las investigaciones. Que Dios se digne a favorecer esta importante empresa. Henri Schliemann."

Entre los materiales reunidos por Henri, estaba el tesoro de Príamo que aseguraba haber encontrado en las ruinas de Troya, tal tesoro contenía una urna de bronce, acompañada de diversos objetos, todos con una inscripción en caracteres fenicios que decía: "Del rey Kronos de Atlántida".

Henri además ordeno un examen químico de los objetos de arcilla, en los cuales se llegaba a la conclusión de que dicha arcilla no procedía ni de Fenicia ni de América central, también ordeno el análisis de otros objetos metálicos cuya composición resulto ser platino, aluminio y cobre era la primera vez que se encontraba una aleación semejante entre los objetos descubiertos hasta entonces, quizás fuera este el famoso oricalco atlante.

Tras estos descubrimientos Henri se dedico a investigar y comparar las culturas prehispánicas de meso América con las europeas y mediterráneas en busca de vínculos comunes, vínculos que halló entre las civilizaciones maya y egipcia, supuso que ninguno de ellos pudo haber cruzado el Atlántico, y llego a la conclusión de que existió una isla continente entre Europa, África y América, presumiendo que de allí partieron colonos hacia Egipto y América central.

Esta era la herencia de Henri Schliemann, genio y figura, así que el joven Paul partió en busca de nuevas pruebas y pistas, recorrió Egipto, América central y América del sur, recorrió museos y estudio sus tesoros en busca de alguno indicios y los encontró.

Esto era lo que poco mas o menos lo que venia a contar Paul en su articulo, pero no desvelo el misterio y no aporto pruebas, pero prometía la próxima publicación de un libro y sacar a la luz las pruebas que apoyaban la teoría de su abuelo, las pruebas que afirmaba haber encontrado Paul eran unas monedas y la cabeza de un niño, todas las piezas acuñadas en el mismo metal que las del tesoro de Príamo, así como dos manuscritos el primero maya, conservado en el British Museum, que contaba como hacia 8000 años un país llamado Mu se hundió victima de una serie de terribles terremotos, desapareciendo con sus millones de habitantes, el segundo manuscrito era un viejo texto caldeo descubierto en un templo de Lhasa, en el Tibet, el texto decía lo siguiente; "Cuando la estrella Bal cayó en el lugar donde hoy no hay mas que agua y cielo, las siete ciudades temblaron y se tambalearon sus torres de oro y sus templos transparentes, los hombres, cargados de riquezas y las mujeres vestidas con sus ropas más preciosas, gemían: ¡Mu sálvanos! Y Mu respondió: Moriréis con todos vuestros esclavos, vuestra podredumbre y vuestros tesoros. De vuestras cenizas nacerán pueblos nuevos..., estas pruebas se sumaban a las obtenidas por su abuelo y todas ellas verían la luz en breve plazo de tiempo.