PASOS PARA LOGRAR UNA MEDITACION PROFUNDA La Meditación Profunda, es la Unión del ser con su Ser Superior, y por añadidura, con Dios. La meditación tiene varias etapas, las cuales hay que ir alcanzando una por una. La primera etapa es la del Relajamiento Físico, para que ésta no presente mayores obstáculos para el meditante. Para iniciar el relajamiento, el meditante debe concentrar su atención en el cuerpo físico, acomodandolo en la postura que le sea más cómoda: arreglando su ropa, despojándose de objetos que le pudieran causar molestias, en fin, poniéndose lo más confortable y a gusto que pueda. Una vez hecho esto, la persona debe enfocar su atención y sus sentidos en recorrer mentalmente su materia física, para apacentar cada parte de su cuerpo material y eliminar las sensaciones físicas de cansancio, dolor, tensión, etc., tan propias de la materia. Este recorrido corporal debe hacerse las veces que sea necesario y es con el fin de eliminar las sensaciones mas primitivas (las sensaciones físicas) de la mente. Cabe mencionar que en esta primera etapa, juega un papel importantísimo el estado del cuepo material, por ejemplo: si la materia está enferma, si se ha ingerido alcohol o tabaco, o si se acaba de comer, será muy dificil eliminar sensaciones físicas de la mente, puesto que los organos físicos del cuerlpo, estarán ocupados en eliminar toxinas o asimilar alimentos y nó podrán ser puestos en reposo. Es importante mencionar que el relajamiento físico, aún cuando trae consigo un adormecimiento de la materia, no consiste en adormecerse y perder los sentidos físicos, sino al contrario, se trata de agudizar estos sentidos pero en una forma controlada y uniforme, de tal manera que la materia quede totalmente bajo el control de la mente y pueda ser apacentada, sosegada y puesta en estado de total y placentero relajamiento. Una vez que se ha logrado relajar la materia física y el cuerpo material está adormecido plácidamente, es necesario pasar a la segunda etapa de la meditación, que es la concentración. La Concentración, consiste en eliminar los deseos de la mente y con ello higienizar el cuerpo astral. Se os ha dicho que los deseos pueden ser clasificados en sensaciones y en sentimientos y que residen en el cuerpo astral. Se os ha dicho también que no es posible desligar los deseos de los pensamientos que los producen; esto es, que el cuerpo mental está intimamente ligado al cuerpo astral y a cada acción en este último corresponde un origen en el primero. La eliminación de las pasiones es entonces una forma de higienizar el cuerpo astral, eliminando de la mente todo aquello que signifique o pueda significar deseo. Para eliminar sensaciones y sentimientos, es necesario hacer uso de toda la voluntad y fuerza mental disponibles, y eliminar sensaciones como: odios, rencores, angustias, preocupaciones cotidianas, conflictos familiares o de trabajo etc. y sentimientos como: amores ciegos, ternuras incontroladas, tristezas, alegrías por cuestiones materiales, etc. La Tercera etapa en la meditación, es la etapa de elevación, habiendo alcanzado un nivel en el cual la materia física y el cuerpo astral están en reposo y bajo el completo dominio de la Mente Superior, es necesario pasar entonces a proyectar pensamientos y convertirlos en Energía Mental Superior para elevar el cuerpo mental. La Elevación del cuerpo mental consiste en la centralización de los pensamientos para hacerlos converger en una sola idea: Dios. Es en esta etapa en donde el Meditante se despoja de sus ideas como ser individual y se transforma en un generador de Luz que se une a la Fuente de Luz Eterna. En esta etapa el ser es uno con El Padre y El Padre es Uno con el Ser. Es en esta etapa en donde se hace realidad el Precepto de que el que medita no es aquel que puede ver la Paz de Dios, sino aquel que encuentra la Paz con Dios. La ultima etapa de la meditación es la etapa de Contemplación. En esta etapa el meditante transforma su meditación en una Ley de Acción sin palabras y sin pensamientos que lo pone frente a Dios y lo vuelve Dios. Es en esta etapa donde el meditante no únicamente encuentra la Paz de Dios, sino que la vive y se vuelve la Paz y la Luz de Dios. En esta etapa en la cual el ser deja de ser limitado y se vuelve un Dios Iliimitado y Bello, capaz de dar y sin necesidad de pedir. En la etapa de la Contemplación, el ser da todo lo que su espíritu posee y se proyecta hacia el Infinito con toda su capacidad y energía acumuladas en su evolución. Paravati |