EL CAMINO REAL DE LA MEDITACION
Cuando ingresamos en el Camino real del Conocimiento Espiritual (Gnosis) iniciamos una experiencia de transformación, que se compara con un "despertar" un "darse cuenta", acerca de cuestiones fundamentales de la existencia: de dónde provenimos, qué estamos haciendo, hacia dónde nos dirigimos?
A menudo se interpreta esta experiencia como una peregrinación. La meta del peregrino ya sea la "Tierra Prometida que mana leche y miel", "El Reino de los Cielos". "la Morada del Padre", la "Patria Original", etc. Implica siempre el logro de una cumbre espiritual e autorealización, expresada en la vivencia de la Transfiguración.
Como dice el salmo: "El justo será más diáfano que la luz del mediodía, prodigará esplendor, será como la aurora".
La Transfiguración a la que conduce el proceso iniciático, requiere algo más que el mero conocimiento de las Leyes y Principios espirituales. Todo puede terminar en bellas fraseologías, si no se hace vida cotidiana. Por eso, las disciplinas iniciáticas y místicas, ofrecen al candidato a los "Misterios", no sólo una enseñanza, sino también una praxis para "liberar los lugares santos" (Purificación) y desenvolver los sentidos superiores que permiten percibir los mundos espirituales y morar en ellos. (Iluminación).
La Meditación como praxis psíquica, es una de las vías por excelencia, mediante la cual, el Iniciado encuentra la forma de aplicar los conocimientos y leyes espirituales que se le trasmiten en la Enseñanza Sagrada.
Ha sido precisamente en el trabajo místico donde con mayor claridad se constata la eficacia del poder generador de la Meditación. A lo largo del tiempo, las múltiples escuelas, han combinado de diversas formas sus principios operativos para emplearla como arte de transformación de sí mismo y método para elevar la consciencia y acelerar la evolución.
Es el instrumento adecuado para producir la "Metancia", esto es, el cambio radical del modelo de pensamiento que es inherente a la Iniciación, por el cual, dejamos atrás la "Aflicción de Hades" para ingresar al gozo de las almas liberadas.
"Transformaos por la renovación de vuestro pensamiento" (Rm 12,21)
Si quisiéramos examinar nuestra condición actual, podríamos advertir, por ciertos signos, nuestro avance en el Sendero. Las personas que gracias a su dedicación, alcanzan un temple meditativo, registran notables cambios en sus vehículos físico, emocional y mental. Advierten un incremento de vitalidad, sensitividad, y poder, un creciente anhelo de verdad y amor a la vida, aspiraciones puras, propósitos nobles, serenidad, fortaleza, paz profunda en las tribulaciones, un constante avivamiento de la inteligencia espiritual, etc. Recordemos siempre la Ley de Retribución:
"Lo que el hombre sembrare, eso cosechará".
El que siembra espíritu, cosecha vida.
Lic. Carlos A. Papaleo Mar Athanasio, Abad Primado