Un Ejercicio de Meditación Quiero que te sientes erguido, ya sea en una silla cómoda o en el suelo, un almohadón o un cojín. La razón para que te sientes derecho es que la parte de tu cuerpo en que la respiración se produce esté suelta. Además, si te sientas en el suelo estarás un poco incómodo y seguro que no te dormirás (cuando se está en un estado mental pacífico y tranquilo es muy fácil dormirse). Entonces, en esta posición, toma consciencia de tu respiración, sin intentar interferir para nada. Simplemente deja que suceda y obsérvala. Al mismo tiempo permite que tus oídos oigan lo que quieran oír. En otras palabras, haz que oigan de la misma manera que dejas que tus pulmones respiren. Después puedes espirar haciendo que el aire salga sin empujarlo y, cuando te vayas quedando sin aire, déjalo con la misma sensación que tienes cuando dejas caer tu cuerpo en una cama muy cómoda: déjalo salir y caer. Permite que el peso del aire lo haga por ti. No empujes, libera. Al cabo de un rato, la respiración se retomará. Pero no empujes el aire hacia dentro, deja que caiga hacia dentro. La respiración entrará hasta que tengas suficiente; después déjala salir otra vez. En este ejercicio es una buena idea respirar por la nariz y soltar el aire por la boca, dejando en esta última una ligera sensación de mover el aire entre los labios para saber que estás respirando. No fuerces nunca nada, sólo siente lo que es hacer esto o lo otro gracias al peso y la gravedad. Entonces, si lo deseas, al permitir salir el aire, simplemente deja flotar un sonido sobre él. Primero puedes hacerlo sólo mentalmente. Piensa en un sonido que te guste, una nota que te parezca agradable. Al espirar fuertemente, imagínate el sonido dentro de ti, cualquier sonido. Si estás pensando en uno zumbante, a la siguiente ronda de respiración zúmbalo en voz alta, y sigue así. De entrada te quedarás sin aliento y te sentirás un poco incómodo. Además de dejar que el sonido zumbe y se equilibre con la respiración que está saliendo, puedes empezar a aumentar el volumen sin forzarlo. Cuando el sonido termine, empieza de nuevo bajito y sube el volumen. Obtendrás un sonido casi continuo. Si lo haces en un grupo, los sonidos se emitirán al mismo tiempo. Inténtalo ahora, si lo deseas, eligiendo tu propia nota. Hazlo, una vez más. Ahora prueba a subir el volumen. Escucha un momento. Lo que estamos intentando hacer es el acto deliberado, aunque suave y pacíficamente, de dejar que un sonido se emita a través de nosotros sin la menor sensación de tensión, de modo que no lo estés cantando, sino que se esté cantando con tu voz. No pienses en una melodía concreta, deja que salga, que sea como si estuvieras diciendo tonterías. Permite que juegue suavemente con tu voz. Concéntrate en esto, como si estuvieras canturreando para ti mismo. Mmmm ... Ahhh ... Oooommm... Cuando estás así de absorto en el sonido, ¿dónde estás? En un estado de consciencia que es, al principio, una forma primitiva de samadhi; es decir, estamos felizmente absortos en lo que estamos haciendo, y nos hemos olvidado de nosotros mismos. No puedes hacerlo y seguir preocupándote o pensando en nada serio. Fíjate que hay una forma especial de hacerlo. Podemos alocarnos y hacer un cántico a lo indio americano o un cántico budista tibetano más vigoroso y fuerte, pero esta forma de cántico puede ser agotadora a menos que estés en un grupo grande y puedas aprovechar la energía del grupo. Si mantienes un tono de voz bajo, descubrirás la sensación flotante de la voz. Si algún sonido te resulta incómodo, evítalo instantáneamente. Baja un poco si estás subiendo mucho, o sube si estás bajando demasiado. Si tu voz tiende a cambiar, sigue este cambio, limítate a alinearte con ella. |