Esta meditación se hace con ojos abiertos. Elige con antelación el tiempo que vas a disponer para la meditación. Inicialmente se recomienda un tiempo corto: cinco minutos está bien.
Continúa así durante una semana, pasada la cual aumentas el tiempo, dos minutos por vez esta bien. Y así sucesivamente cada semana aumentando dos minutos en la meditación... hasta llegar a un tiempo que consideres cómodo para ti...
Si prefieres continuar con cinco minutos por más tiempo, esta bien... puedes prolongarlo a otra semana más, o las que quieras. Lo importante es que el tiempo que definamos para cada meditación lo cumplamos y sin desesperarnos.
1. Buscar un sitio acogedor... no se requiere total silencio
2. Sentarse cómodamente. Brazos y piernas descruzadas. Espalda recta.
3. Concentrarse en la respiración. Respirar lenta y suavemente.
4. Con cada respiración soltar una parte del cuerpo, empezar por los pies, seguir subiendo hasta llegar a la cabeza. Sin dejar de lado los órganos internos.
5. Cuando ya estés en estado de relajación... busca con la mirada un objeto en el suelo, un punto en el cual dejar la mirada ahí.
6. Baja lentamente la mirada, sin mover la cabeza, hasta casi cerrar los ojos pero sin hacerlo y observa el punto que has escogido antes.
7. Concentra tu mirada en ese punto. Sigue concentrada en la respiración.
8. Llegarán los pensamientos. No riñas con ellos, déjalos venir y luego pasar. Los observamos como cosas que vienen y van. Si observas que te entretienes con un pensamiento en particular... no te enojes.... respira hondo y déjalo pasar.
9. De la misma manera... si te molesta algún ruido externo, una voz, la música del vecino, las pisadas de las personas de la casa... etc Respiras hondo y lo dejas pasar, no riñas porque no hay silencio absoluto. Concéntrate en la respiración.
10. Cuando termine tu tiempo de meditación... haz tres respiraciones profundas... desespereza los miembros de tu cuerpo, estírate como si recién te levantaras... da movilidad a tu cuerpo.
Es importante que realices la meditación a la misma hora todos los días, como si tuvieras una cita con tu ser interior. Una hora que te quede fácil programar para ti.
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