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Enigmas: Las escurridizas doncellas de Tassilli
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De: ☼TäRA☼  (Mensaje original) Enviado: 27/06/2010 17:45
Las escurridizas doncellas de Tassilli | Toni M. Jover

Han transcurrido casi dos meses desde que el pasado 26 de octubre un servidor firmase la bitácora Mitica el artículo titulado " El Raptor de Tassili”
En él se formulaban muchas preguntas que quedaron sin respuesta en relación a cierta pintura rupestre del conjunto prehistórico de Tassili n'Ajjer, en el Sáhara argelino, e incluso se tuvo la osadía de darle a ésta un nombre: el "Rapto de las Mujeres". En su momento ya os amenacé con aquello de que me resistía a dejar el asunto de aquella manera, a medias, y que esperaba a recabar datos más concretos acerca del maldito fresco para torturaros con un segundo artículo. He aquí el mismo - lo siento, no me puedo contener - pues alguna ha sido la información adicional al respecto que he manejado desde entonces - no sin dificultad pues el tema se resiste numantinamente al asedio -. Hoy vengo aquí ansioso de compartirla, y con la esperanza de que algunos de vosotros podáis asimismo aportar más detalles, o corregirme si es necesario.
Para empezar, remontémonos a septiembre del 2004. En dicho mes, el periodista e investigador navarro Juan José Benítez introducía en el mercado, de la mano de Editorial Planeta, el quinto volumen de su colección "Planeta Encantado", valga la obligada redundancia planetaria, versión escrita de la polémica serie documental homónima emitida por Televisión Española en el año 2003. La entrega se titulaba "Astronautas en la Edad de Piedra, Escribamos de Nuevo la Historia".

A mí me había pasado por alto la edición del volumen, aunque es probable que, de no haber sido así, tampoco le hubiera prestado demasiada atención: es lo que había venido haciendo con el resto de la colección hasta entonces. Seguramente habría prejuzgado el libro, lo habría considerado de antemano una mera reincidencia en lo ya expuesto en el capítulo televisivo y medio dedicado a Tassili en la mencionada serie, y lo habría ignorado.


Pero el 2 de noviembre pasado, en el mensaje 121 de la Lista de Correos de Mítica, nuestro amigo Luis Torres "Zkeptik" nos ponía al corriente a los miembros de la misma de que en el susodicho tomo de Juan José Benítez se abordaba, entre muchos otros de los frescos tasilienses, el del "Rapto" de mis amores… Y de que se ilustraba con fotografías del mismo, en apariencia auténticas.


Hice encargo del volumen en mi librería mientras me santiguaba, estupefacto ante el precio, por primera vez en muchos años. A un tiempo, emprendí la búsqueda de algún ejemplar de segunda mano de dos libros descatalagados: "Hacia el Descubrimiento de los Frescos del Tassili", traducción castellana de la obra de Henri Lhote publicada por Ediciones Destino en 1961; y "Los Dioses de Tassili, Astronautas en la Edad de Piedra", trabajo conjunto realizado en 1978 por Jorge Blaschke, Rafael Brancas y Julio Martínez para Ediciones Martínez Roca. Entretanto, consulté en diversas bibliotecas de mi ciudad algunos títulos relacionados con los frescos prehistóricos tasilienses, y continué indagando por la Red en busca de datos orientativos.

Es de buen hijodalgo menester, ahora más versado en la encomienda, corregir, matizar y complementar las apreciaciones que hizo al respecto de la pintura en cuestión en “El Raptor de Tassili", e incluso retractarse de algunas de ellas… Puedo empezar, no sin cierto rubor y soflama, por la nomenclatura:


Me permití la licencia, como ya he dicho, y desconociendo que se le concediera una denominación concreta, de bautizar el fresco como "Rapto de las Mujeres". No fue un acto muy creativo y original por mi parte, pues tal mismo título, o simplemente "Rapto", es el que he descubierto que se le concede en numerosas fuentes. Tampoco es inusual, y así lo hace Juan José Benítez por ejemplo, llamarlo "Secuestro" - tanto monta monta tanto -, al parecer su nombre de pila primero y también apellidado en ocasiones "de las Mujeres". Pero de entre todas las variantes, la más sugestiva y poética, y por lo tanto la que más me ha seducido y con la que me quedo de momento a falta de un nombre oficial académico, es la de "Rapto de las Doncellas": "Rapto de las Doncellas de Yabbaren", si queremos ser más concisos, pues es en Yabbaren o Jabbaren donde se encuentra la susodicha pintura.


Y es que otra de las principales dudas que me asaltaban acerca del fresco era su ubicación, e incluso me manifesté suspicaz ante el hecho de que se demostrara tanta pereza en las fuentes por concretarla. Debo retractarme por ello: como ya digo, la pintura se halla en en el Sur de Yabbaren, pequeño macizo de arenisca que, como muchos otros, se alza sobre la meseta de Tassili N'Ajjer, exactamente en su sección meridional.

Yabbaren, literalmente "Lugar de los Gigantes", se caracteriza por la gran profundidad de los alvéolos con los que la erosión ha desgastado la base de las rocas: no los hay tan hondos en toda la meseta tasiliana. En uno de dichos alvéolos, sito, repito, en la región Sur de Yabbaren, Jorge Blaschke Torrabadella, Rafael Brancas y Julio Martínez descubrieron en 1976 el "Rapto de las Doncellas", dos años antes de la publicación de su obra conjunta "Los Dioses de Tassili".


Y es que sí, todo parece apuntar a que fueron ellos los autores del hallazgo: así lo manifiestan en su libro, y así aparenta ser. Tengo abierta, aquí a mi lado, la traducción castellana de "A la Découverte des Fresques du Tassili", 1958, obra del arqueólogo francés Henri Lhote, primero y más importante hasta el momento de los expertos que han investigado minuciosamente el conjunto rupestre tasiliano… A lo largo de cerca de 200 páginas y unas 90 imágenes, la pintura no aparece por ninguna parte.


No obstante, hay que tener en cuenta que no en vano Lhote llamó a Yabbaren "la de las Cinco Mil Figuras": ni todos los calcos que el profesor francés ordenó en el lugar entre 1956 y 57 aparecen en su libro, ni todos los frescos allí existentes, seguramente, pudieron ser localizados y calcados por su equipo. Sólo habría una manera de salir de dudas al respecto de si Lhote tuvo conocimiento o no de la existencia del "Rapto": conseguir autorización para acceder a las cámaras del Museo del Hombre de París, donde se encuentran todos sus calcos, y repasar uno a uno los miles de ellos que allí se custodian. Como es de suponer, lo dicho no entra dentro de mis privilegios como bitacorista, aunque por cobardía no ha de ser y he solicitado información por escrito al mencionado museo. Muy amablemente, madame o mademoiselle Cécile LeCallet, del Servicio de Comunicación del mismo, me ha remitido a madame o mademoiselle Odile Romain, encargada de Colecciones del Departamento de Prehistoria, de quien pacientemente espero respuesta .


El condenado fresco no parece ser mencionado tampoco, antes de Lhote, en "Gravures et Peintures Rupestres du Tassili des Ajjers", 1935, obra del arqueólogo Maurice Reygasse quien, en su momento, también pululó por la región investigando las pinturas. Ni en los distintos trabajos de investigación del antropólogo alemán Leo Frobenius, quien igualmente mostró en los años 30 gran interés por los frescos de Tassili.


Entre Lothe y "Los Dioses de Tassili", tampoco he podido localizar referencias al "Rapto" por parte de nadie. No parece citarlo el investigador y periodista francés Philippe Diolé en "Les Plus Beau Désert du Monde", de 1955. Ni la antropóloga suiza Yolande Tschudi en "Les Peintures rupestres du Tassili N'Ajjer", de 1956. Ni el etnólogo francés Jean-Dominique Lajoux en "Les Merveilles du Tassili n'Ajjer", de 1962. Ni sus colegas Amadou Hampté B y Germaine Dierterlen en "Les Fresques d'Époque Bovidienne du Tassili n'Ajjer et les Traditions des Peuls", de 1966.


Pero… ¿Y entre "Los Dioses de Tassili" y "Astronautas en la Edad de Piedra" de Juan José Benítez? Entre otros títulos: "Sahara", 1979, álbum de imágenes de Tassili, y otros lugares prehistóricos del desierto norteafricano, del fotógrafo japonés Kazuyoshi Nomachi; "Tassili n'Ajjer", 1973, nuevo trabajo de Jean-Dominique Lajoux; "Las Pinturas Rupestres del Tassili", 1981, estudio del arqueólogo español Sergio Ripoll López; "Les Peintres Prehistoriques du Sahara", 1984, del arqueólogo francés Jean-Pierre Roset; "Les Images Rupestres du Sahara", 1995, del controvertido prehistoriador francés Alfred Muzzollini; "Le Tassili des Ajjer", 1998, del etnólogo y prehistoriador argelino Hachid Malika... Ni rastro aparente del "Rapto de las Doncellas" en ninguna de las obras citadas.


Pero tomémonos un respiro para razonar con lucidez, y recapitulemos… Resultados de la búsqueda: dos únicas fuentes, "Los Dioses de Tassili, Astronautas en la Edad de Piedra" de Blaschke y compañía, y "Astronautas en la Edad de Piedra, Escribamos de Nuevo la Historia" de Benítez, cuyo título, por cierto, no hace falta ser muy audaz para advertir que es todo un homenaje al anterior. Entre ambas obras, 26 años de distancia, y la característica común de pertenecer a investigadores españoles. La restante bibliografía donde se menciona el "Rapto" puede obviarse sin remordimientos: no aporta datos relevantes ni adicionales y se limita, lo cite o no, a beber de la primera de las dos fuentes mencionadas.


Ahora otro respiro… A ver… Juan José Benítez cita sucintamente a Rafael Brancas como fuente a través de la cual conoce la existencia de la pintura, y de ahí nace su empeño en encontrarla. Entonces, podríamos pensar, "Los Dioses de Tassili" es el primer testimonio del fresco tasiliense. Sus autores, efectivamente, se declaran descubridores del mismo... Pero… ¿quién diablos son Jorge Blaschke, Rafael Brancas y Julio Martínez?


Jorge Blaschke. Nombre completo: Jorge, o Jordi, Blaschke Torrabadella. Periodista, guionista de radio y televisión, Premio Nacional de Periodismo en 1982, declara estudios en Paleontología y Astronomía. Autor de una docena de libros y numerosos artículos en revistas dedicadas generalmente al misterio sensacionalista. Temas preferentemente tratados en unos y otros: "enigmas" de la Historia, Paleontología, Ufología, Psicología, Misticismo… Se sospecha que la redacción de "Los Dioses de Tassili" es responsabilidad suya más que de ninguno de los otros dos firmantes.


Rafael Brancas. Experto en Paleontología. No he encontrado constancia de firma suya en ningún otro libro, que no quiere decir que no la haya, ni de su colaboración en ninguna revista. En cambio, no es difícil toparse con su nombre asociado, aunque sólo a través de referencias o mención a sus opiniones, en diversas noticias y textos relacionados con el estudio de la fauna de la Era Secundaria en la península Ibérica, y similares. Al parecer participó a mediados de los 70, junto al propio Blaschke, en el equipo de cierta campaña arqueológica llamada "Operación Dinosaurio", que resultó en el descubrimiento de una huella de tiranosaurio en la sierra riojana de Préjano.


Julio Martínez. Doctor en Medicina. Fue el galeno de la expedición al Tassili que inspiró el libro. No he encontrado más datos respecto a él. Es escurridizo. Se busca…


Tercer respiro… Hum… ¿Razones que se puedan deducir como causantes de que no parezcan existir más referencias en ninguna fuente, académica o no, que las dos citadas? Posibles respuestas, ordenadas verticalmente de menor a mayor probabilidad según el juicio del firmante de este artículo:


- Respuesta Posible 1. Blaschke, Brancas y Martínez nos engañaron, y Benítez les ha seguido el juego un cuarto de siglo después. El "Rapto de las Doncellas" no existe: es un fraude al estilo del caso de la pintura rupestre de Fergana en Uzbequistán, de la que hasta el propio Erich von Däniken terminó renegando después de dar la vara con ella hasta la saciedad. Escasa o nula probabilidad según mi juicio, entre otras razones que iré exponiendo más adelante.


- Respuesta Posible 2. Para los expertos el fresco no tiene ninguna relevancia, y sólo es uno más de los miles que se han registrado en Tassili. Su mención en la bibliografía tasiliana no es de obligada presencia: no hay en él nada de excepcional. Tan sólo interesa a los teóricos daniquenianos por la maleabilidad de su interpretación, que desde la perspectiva conveniente puede servirles para reafirmarse en su ideología. Baja, aunque no nula, probabilidad según mi juicio: el posible simbolismo de la imagen del "Rapto" puede no excitar en demasía la curiosidad de antropólogos, prehistoriadores y expertos en arte rupestre, pero sí debería hacerlo la aparente mezcolanza de estilos que presenta, pues la convertiría en una pieza fundamental en el estudio de la periodización del conjunto y de su evolución.

Respuesta Posible 3. La localización exacta de la pintura es de difícil acceso, y sólo por audacia, suerte o casualidad fue descubierta por los autores de "Los Dioses de Tassili". No comunicaron el hallazgo a las autoridades científicas pertinentes, o éstas no mostraron ningún interés en el mismo váyase a saber por qué razón, y no refirieron, como efectivamente no hacen en su libro, las coordenadas exactas de su situación… Salvo quizá a Juan José Benítez, que de dicha manera sí pudo llegar hasta su ubicación. Media, tirando a alta, probabilidad según mi juicio.

- Respuesta Posible 4. Toni Martínez Jover es un torpe redomado, o tiene un mal fario inédito. A pesar de su esfuerzo, entusiasmo y lozana gallardía, y de la gran cantidad de fuentes consultadas por su parte, ha demostrado una absoluta incompetencia resultando incapaz de hallar más referencias al fresco tasiliense en cuestión, o bien no ha tenido la suerte de dar con las pistas adecuadas que le llevaran hasta ellas. Altísima probabilidad según mi juicio.


Y ahora pasemos a examinar la escasa documentación de la que disponemos, empezando como es lógico por el libro de Blaschke, Brancas y Martínez, a los que a partir de ahora me referiré como "Trinidad" no por sorna, la Diosa me libre, si no por ahorrarme el cansancio de tener que mencionar sus tres nombres y apellidos continuamente.

En "El Raptor de Tassili" dije que la documentación gráfica del fresco ofrecida por el libro era una imagen en blanco y negro. Me retracto pues no es cierto: son cinco, seis en total si contamos la imagen a color que ilustra la contraportada y que es sin duda la fotografía original, realizada por Rafael Brancas en 1976. Bajo estas líneas expongo su escaneo, y un enlace para que quien sea miembro de la Lista de Correos de Mítica pueda observarlas a mayor tamaño y con más detalle. Voy a dar a cada una de ellas un código para más comodidad en posteriores referencias:




im_ lesdt 1 Fotografía original de Rafael Brancas, 1976.





im_ lesdt 2, 3, 4 Ampliaciones realizadas por Rafael Brancas sobre la misma fotografía.







Datos facilitados por la Trinidad con respecto al "Rapto": se encuentra en la región Sur de Yabbaren, tiene un metro de ancho por medio de alto. El resto se resume en un total físico de tres páginas dedicadas por entero a la enumeración, descripción y argumentación de supuestas evidencias que obligarían al fresco, por las buenas o por las malas, a representar claramente el encuentro entre un visitante de otro planeta y mujeres nativas. Nada más, luego entraremos en detalle acerca de esta interpretación.


Por su parte, en "Astronautas en la Edad de Piedra" de Juan José Benítez se dedican unas cuatro páginas, de escaso texto, al fresco del delito. Con su acostumbrado discurso, el autor navarro nos relata como en un abrigo rocoso del macizo de Yabbaren, meseta de Tassili n'Ajjer, a jueves 2 de mayo de 2001, 11'30 horas, 53 Celsius, 1790 metros de altura sobre el nivel del mar, coordenadas 24 o 28' 8' Norte, 9 o 43' 14'7' Este, topa con la milagrosa pintura. Nos ofrece cuatro fotografías a color, realizadas en principio por su hijo y compañero de aventuras Iván Benítez, y una reproducción de propio puño en su "cuaderno de campo". Obviando de momento esta última, bajo estas líneas dispongo las imágenes y sus enlaces para observarlas a mayor tamaño, designándolas también con un código:




im_ lesdt 5 Fotografía de Iván Benítez, 2001.





im_ lesdt6 Iván Benítez, 2001.




im_ lesdt 7 Fotografía "perfilada para mejor comprensión" en el libro de Juan José Benítez.


Datos ofrecidos por el autor navarro con respecto al "Rapto": aparte de la altitud y coordenadas antes referidas, que es sin duda relevante información, y la fecha, hora y temperatura exacta del momento del encuentro, que dicho sea con todo respeto poca cuenta nos trae por no decir que nos importa un pimiento… pues ninguno más, ni siquiera las medidas del fresco. Y es que el investigador navarro no advierte de vicio que "sobran las palabras…" Eso sí: al igual que la Trinidad, Benítez procede, y me autoplagio, "a la enumeración, descripción y argumentación de supuestas evidencias que obligarían al fresco, por las buenas o por las malas, a representar claramente el encuentro entre un visitante de otro planeta y mujeres nativas". Una anécdota por si acaso: Juan José Benítez relata como, antes de que el "Rapto" se le aparezca cual arcángel, Ahmed Zinne, guía tuareg de la expedición, actúa como si conociera la pintura pero no terminara de recordar su ubicación exacta.


Y ahora analicemos las imágenes, que yo no soy para nada un experto en fotografía pero eso no me ha impedido advertir algunas cosas... Primero, comparemos la fotografía original de Rafael Brancas en 1976, abajo a la izquierda, con la fotografía de Iván Benítez en 2001:

Son, yo diría que casi sin duda, dos instantáneas distintas de una misma cosa, razón entre otras que me ha servido para desestimar la idea de que el fresco pudiera no existir. Lo primero que salta a la vista es un serio deterioro entre la primera y la segunda: en 25 años, la pintura ha perdido gran definición. Benítez culpa de ello al efecto progresivo que los barridos, humedecidos y pegados de los frescos del Tassili llevados a cabo por el equipo de Henri Lhote en los años 50 han provocado en ellos, y se basa para su afirmación en un informe de la Unesco, fechado en 1978, sobre las posibles causas del estado de desgaste de las pinturas rupestres tasilianas… Por cierto, ¿esto significaría que Lhote sí conoció y calcó el "Rapto de las Doncellas"? Pues quizá, si no fuera porque una opinión personal del periodista navarro no se presta demasiado a ser tenida en cuenta más allá de lo anecdótico.

Procedamos ahora a la comparación de otras dos imágenes. Abajo a la izquierda la una de las mencionadas por la Trinidad como "ampliación" de la fotografía de Rafael Brancas, y a la derecha la explicada por Benítez como "perfilada para su mejor comprensión":

Ambas parecen ser la misma fotografía, dos copias de una misma instantánea, la primera en blanco y negro y la segunda en color. Y no lo digo gratuitamente... Observemos, en la esquina superior izquierda de ambas, sobre el objeto ovoide, una especie de mancha borrosa bien definida, como una nube. Ahora intentemos localizarla en la, instantánea completa "no perfilada" de Iván Benítez, y en la fotografía original de Rafael Brancas: no se aprecia nada claramente en ninguna o en todo caso, y si afinamos mucho el ojo, una cierta difuminación. Lo mismo ocurre si analizamos la imagen im_ lesdt1 en blanco y negro. En cambio, si nos asomamos a la im_ lesdt3.jpg otra de las "ampliaciones" de Brancas, podemos observar como la mancha o nube comienza a insinuarse, pero no terminamos de verla pues el campo de visión se interrumpe.


No sé si me explico bien. No es que la mancha tenga ninguna importancia como tal, pues puede ser cualquier cosa: una sombra de la superficie captada bajo determinada luminosidad o condiciones, quizá el resto indefinido de lo que fuera en su día parte del dibujo, un efecto fotográfico casual… No tengo ni idea, pero insisto en ella por lo que pueda servir a la hora de establecer relaciones entre las imágenes. Es obvio que no se aprecia en ninguna de las fotografías originales, si no tan sólo en su "ampliación", si utilizamos el lenguaje trinitario, o "perfilado para mejor comprensión", si usamos el benitiano.


Y no es la única diferencia visible entre las fotografías vírgenes y las manipuladas, dicho sea esto último con un estricto sentido semántico que no ofenda a nadie. Las primeras nos muestran unas siluetas más lineales y de menor volumen, tal y como se puede apreciar especialmente en las extremidades. La "cabeza redonda" del "raptor" resulta en ellas menos pronunciada, más pequeña, y de "ojo" central menos definido. El objeto oval a espaldas de éste presenta una circunferencia menos cerrada y más abierta, es decir, más ancha que alta, y los dibujos plumíferos o radiales de su interior son sensiblemente diferentes. Por otro lado, en las fotografías originales no se aprecian las líneas sinuosas y algo difuminadas que, como si fueran olas o corrientes de viento, sí aparecen en las manipuladas, "ampliadas" o "perfiladas", como se prefiera, cruzando la zona inferior de la imagen.

De todo ello deduzco que la imagen im_ lesdt3.jpg de los "Dioses de Tassili" y la im_ lesdt10.jpg de "Astronautas en la Edad de Piedra" son copias de la misma imagen, una imagen retocada por Rafael Brancas, pues es su firma la que aparece en la parte inferior derecha de la primera como también lo hace en la im_ lesdt4.jpg. No digo que con intención fraudulenta, si no en todo caso con la de "perfilarla para su mejor comprensión"... Benítez asegura en su libro que Rafael Brancas le mostró, 25 años atrás, una fotografía del "Rapto": quizá también, especulo yo, recibió una copia, una copia de su "ampliación". El investigador navarro la habría reproducido en el quinto volumen de su serie "Planeta Encantado", pero sin concretar en ningún momento quién ha llevado a cabo el "perfilado" que le confiesa ni si éste se ha hecho a partir de las fotografías de Iván Benítez, como sin embargo podría deducirse si aparece en el mismo contexto que éstas y no se especifica, que es el caso. Tengamos en cuenta que si las imágenes ampliadas por Rafael Brancas en 1976 aparecen todas en blanco y negro en "Los Dioses de Tassili" es porque figuran en las páginas interiores del libro, donde todas las ilustraciones lo son por razones imagino que presupuestarias. Sin embargo, originalmente fueron en color, pues lo es la imagen im_ lesdt1.jpg que se muestra en la contraportada.
Un laberinto algo confuso, quizá, el que os he dibujado, espero haber sido capaz de explicarme. Por otro lado, puede que alguien se pregunte: "¿Y…? Vale, muy bien, pero… ¿Dónde está la gracia en toda esta arenga?" Pues en que teniendo clara la diferenciación entre las fotografías originales y las retocadas del "Rapto de las Doncellas", y cuáles pues serían los rasgos del mismo que podemos tener como más auténticos, estrechamos márgenes a la duda y podemos ya pasar a debatir sobre su interpretación de forma sobria.




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De: ☼TäRA☼ Enviado: 27/06/2010 17:45
Como carezco de otras referencias, las únicas lecturas interpretativas que conozco del "Rapto" son las de la Trinidad y la de Benítez, que se resumen en una sola: la de opción daniqueísta, es decir, la de que el fresco es una representación naturalista que describe un encuentro interplanetario. El objeto oval es un vehículo espacial, la figura masculina un cosmonauta alienígena, y hembras humanas terrícolas el grupo de mujeres a las que el primero atrae hacia al interior de su astronave: una abducción o secuestro en toda regla, episodio tipo bien conocido en la mitología ufológica.


Hagamos un repaso a las argumentaciones esgrimidas en defensa de esta posibilidad, obviando algunas afirmaciones de naturaleza categórica tales como "la imagen misma es una prueba definitiva que elimina todas las dudas sobre el particular", y similares. Hay que subrayar que todas ellas parten de una perspectiva naturalista, suponiendo al artista tasiliense la intención directa de plasmar lo más cercanamente posible una realidad visual y despreciando lecturas simbólicas, por medio de un discurso sobradamente conocido para quienes conozcan la obra de Erich von Däniken, y de sus discípulos Juan José Benítez y compañía.

A saber:
El objeto ovoide se asemeja a una entrada o abertura y de él parecen surgir destellos o llamaradas, lo cual se supone que evoca la descripción de un ovni. El "raptor" presenta una cabeza que se asemeja a la de un hombre con escafandra de astronauta, de su cintura parte una especie de cordón que parece dirigirse a la forma ovalada recordando la manera en que nuestros cosmonautas salen de la nave en sus aventuras espaciales, y muestra a la espalda una especie de bulto en el que se pretende ver una mochila o aparejo también de la suerte de los que portan nuestros valientes viajeros extraplanetarios. Las cuatro figuras femeninas representan respectivamente, de izquierda a derecha, una adolescente, una púber, una madre con su hijo a la espalda, y una gestante. El hecho, para los daniquenianos, se traduce en la elección por parte de los extraterrestres de cuatro hembras humanas en diferentes grados de madurez sexual para llevar a cabo con ellas experimentos genéticos.



Im_ lesdt10



Im_ lesdt11 reproducción del "Rapto de las Doncellas", 2001, según un dibujo de Juan José Benítez.



Im_ lesdt12 retrato robot de "cabeza redonda" en "Los Dioses de Tassili", 1978.

Vayamos por partes. En efecto el objeto ovoide y sus "destellos" podrían recordar, por su vagueza, a alguna o muchas a la vez de las infinitas y variopintas descripciones hechas por los testigos de avistamientos ufológicos. No vamos a entrar ahora en la eterna dialéctica acerca de la naturaleza de éstos, y de que sean o dejen de ser máquinas tripuladas por seres alienígenas, pero de entrada ya tenemos un argumento basado en una hipótesis muy controvertida y de difícil demostración. Por otra parte… ¿realmente son destellos los "destellos"? Quizá, pero sólo quizá, si observamos las imágenes im_ lesdt3.jpg im¬¬_ lesdt6.jpg y im_ lesdt10.jpg …


Pero malhadadamente hemos quedado en que son imágenes retocadas, manipuladas, "ampliadas" o "perfiladas para su mejor comprensión"… ¿Qué ocurre pues si nos asomamos a las fotografías vírgenes, las im_ lesdt2.jpg im_ lesdt1.jpg de Rafael Brancas, y la im_ lesdt7.jpg de Iván Benítez? En esta última, no sé si por el deterioro sufrido por la pintura en los últimos 25 años, apenas se distingue nada en el interior del objeto pseudocircular. Y en las dos anteriores lo que quizá, sólo quizá, pudiera interpretarse como destellos en las imágenes retocadas, varía sensiblemente además de desdefinirse mucho. ¿Pudiera tratarse de dibujos radiales, destellos? Pues sí, pero también, a mi vista, podrían ser plumajes de ave, plantas, "paja o espartería" como define Lhote a formas similares que aparecen en la representación de chozas bovidienses… Aquí la imaginación de cada uno puede aportar su propia interpretación. Yo, por ejemplo, en la parte superior del ovoide en im_ lesdt1.jpg estoy empezando a ver últimamente una especie de hombre-avestruz de perfil, de ojo redondo bien definido, con su pupila y todo, coronilla plumífera y pico abierto. Y no es sorna, es que lo veo de verdad… ¡Que alguien me ayude!


Pero da igual, dejemos que sean destellos… ¿Es que sólo provocan destellos las naves alienígenas? ¿no destellarían las hogueras? Además, es posible que pudiera haberme ahorrado todo el párrafo anterior si me hubiera parado a pensar que, al fin y al cabo, el objeto pseudovoide no es más que un simple anillo delimitado por una doble línea. ¿Los anillos delimitados por líneas dobles sólo pueden representar naves alienígenas? Aparecen en bastantes pinturas rupestres de Tassili, en pinturas que podemos contemplar más detalladamente gracias a los calcos de Lhote, y darnos cuenta de que sólo parecen ser cercados, de función imprecisa, quizá cobertizos, quizá empalizadas, si queremos aventurar más a lo mejor lugares sacros o para oficios rituales… Véanse, como ejemplo, las imágenes bajo estas líneas:

Escena pastorilde una pintura rupestre de Tassili n'Ajjer con anillos de doble línea. Ampliación de la misma.


Período Bovidiense Pleno



Im_ escn Pintura rupestre de Eheren, en Tassili n'Ajjer, con anillo de doble línea.



Im_ pintu

Período de los Carros.


Y ahora pasemos al "Raptor". ¿Qué decir de la especie de cordón umbilical, cable o tubo que parece unir al personaje con el objeto ovoide? Propongo de nuevo hacer una comparación de imágenes. Donde la presencia del cordón de unión se hace más patente, aparte de en el sobresaltado dibujo "de campo" de Benítez im_ lesdt11.jpg, es en la im_ lesdt10.jpg de "Astronautas en la Edad de Piedra", la "perfilada para su mejor comprensión", y en la im¬_ lesdt3.jpg de "Los Dioses de Tassili".


Pero la cosa no se ve tan clara si analizamos otras imágenes de la misma serie, la de las ampliaciones de Rafael Brancas: en im_ lesdt5.jpg y im¬_ lesdt6.jpg puede comprobarse como el cable o cordón no está unido al objeto ovoide, y que lo que en im_ lesdt10.jpg y im_ lesdt3.jpg sería el trecho final del mismo no es si no una de las mencionadas ondulaciones sinuosas que sólo aparecen en la parte inferior de las imágenes retocadas. Aún es peor si nos asomamos a las fotografías originales: ni rastro de cordón o cable, tan sólo lo que parece ser un macropene o quizá el fleco de alguna vestimenta.


En cuanto al bulto, mochila o aparejo que el "Raptor" porta a su espalda, la comparación entre las imágenes manipuladas y las originales también es esclarecedora: lo que en las primeras parece efectivamente una mochila o aparejo, en las segundas es tan sólo una especie de doble joroba peluda, como si el personaje vistiese una especie de piel de animal…


El caso de la cabeza tambien varía, como ya señale más arriba, entre unas y otras imágenes: en las originales ésta es menos voluminosa y presenta un "ojo" central menos definido. La interpretación de la macrocefalia del personaje del "Rapto de las Doncellas" es ampliable a la de todos los "cabezas redondas" de Tassili, e igual de controvertida: si para los daniqueos la respuesta al enigma siempre será que se trata de la representación de personajes con escafandra que no son si no viajeros interplanetarios, para los más escépticos lo será que se trata de simples hombres portando calabazas en la celebración de rituales.


Que no nos convence lo de las calabazas? Mire usted Su Señoría, que diría uno, a mí tampoco me convence del todo… Me convence tan poco como lo del casco de astronauta. Bueno, no, esto último me convence aún menos: no hay pruebas fidedignas de que en las fechas que se calculan para las pinturas rupestres de Tassili existieran en este planeta escafandras cosmonáuticas, ni nacionales ni de importación, pero sí las hay de que existían las cucurbitáceas. Pero es que estamos hablando de un tema que se puede abrir en un amplio abanico de posibles soluciones, entre las que también caben las interpretaciones simbólicas, o la muy probable opción de que simplemente estemos ante la representación de dioses o criaturas míticas.


En lo que se refiere a las doncellas, a las cuatro figuras femeninas, he de decir que no coincido a la hora de identificarlas, de izquierda a derecha, como a una adolescente, una púber, una madre con su hijo a cuestas y una gestante. O al menos no en afirmarlo de forma categórica: pudiera ser, pero pudiera también no ser… ¿Qué me tiene que hacer pensar que la primera mujer es una adolescente y la segunda una púber? No veo ningún rasgo en esas dos figuras que lo haga evidente… ¿Por qué ha de ser una mujer encinta la figura del fondo? Si es por lo pronunciado de su vientre, podríamos tener también una púber embarazada en la misma pintura, pues la segunda doncella tampoco muestra una tripa del todo discreta. Y el niño que supuestamente porta a sus espaldas la tercera figura sólo aparece bien definido en las imágenes retocadas: en las fotografías originales apenas se distingue una forma difuminada que lo mismo puede ser simplemente nada como ser una mancha de la superficie de la pared, o la parte deteriorada del dibujo original… Y a saber qué dibujo original, pues donde alguien ve un niño otro puede ver una cesta con zanahorias.


Y si lo fueran, si exactamente fueran una adolescente, una púber, una madre con su hijo a cuestas y una gestante… ¿Podríamos estar asistiendo a un dibujo simbólico, quizá relacionado con el ciclo de la vida, con las edades de la mujer, con la sexualidad, con algún mito o rito desconocido en el que el personaje "cabeza redonda" cumpliría función de oficiante o sacerdote, de demonio, de espíritu, de dios…? La escena está presidida por un animal solitario, aparentemente un ternero, al que apenas hemos prestado atención y que probablemente podría haber tenido su papel en el mito o en el ritual que la pintura estuviera representando.


No me cabe apenas lugar a la duda: el "Rapto de las Doncellas" no puede ser un fraude, y si lo es es un fraude muy torpe. La pintura puede interpretarse tranquilamente sin tener que acudir por fuerza a la presencia de alienígenas en la Prehistoria sahariana, por lo que se trataría del engaño más absurdo que me puedo imaginar.


Y ahora, pelillos a la mar y que todo no sea discusión: hay una cosa en la que sí doy la razón a Blaschke, Brancas y Martínez, sólo a ellos pues Benítez no se manifiesta en el asunto. Aunque la Trinidad incide en ello para desacreditar las periodizaciones de Lhote, y yo debo dejar claro que en eso sí que no participo pues no soy nadie para hacerlo, estoy de acuerdo en que ante el "Rapto de las Doncellas" parece que nos encontramos con una obra que entremezcla tipologías de estilos periodizados en momentos diferentes. La presencia del personaje de testa discoide nos situaría en el Período de los Hombres de Cabeza Redonda, puede que más concretamente, por la forma redondeada de ésta, en el Estilo Medio, de entre el 8000 y el 7000 a.C. La talla de las figuras, considerable, nos remontaría a cualquier momento previo al 5000 a.C., al momento preneolítico, aunque es cierto que existen excepciones en este caso y también aparecen figuras de considerable tamaño en pinturas posteriores. La silueta del personaje masculino, así como las figuras femeninas y la del animal, parecen propias del Bovidiense Pleno, hacia el 3000 a.C: no hay esquematismo ni rigidez si no volumen y movimiento, y las mujeres parecen ser de tipo negroide. Sin embargo, la monocromía de contornos negros es propia de las fases postneolíticas, de a partir del 2000 a.C. Esto, ya lo he dicho, es lo que me sorprende: si la pintura existe… ¿por qué se le ha hecho tan poco caso entre los expertos?


Y en fin, creo que esto es todo lo que de nuevo tenía que decir acerca del "Rapto de las Doncellas". Quisiera dejar clara una cosa: ha podido parecer lo contrario, pero que yo rebata una idea que me parece equivocada no significa que la desprecie, ni que haga extensiva esa idea a toda el cuerpo ideológico al que pueda pertenecer. No abomino de la posibilidad de vida extraterreste inteligente, tampoco de que parte de ésta haya podido llegar hasta nosotros e interactuar con nuestros antepasados… Pero cada cosa en su sitio, y de momento no hay pruebas. Me gustaría escribir al respecto algún día… Otro día...


Saludos a los pocos.

Nota: No sé si recibiré respuesta de Odile Romain, pero en caso de que así fuera incluiría una postdata en este artículo para compartir con vosotros la información que me facilite.


Escribo "ovni", en letras minúsculas, a conciencia: después de décadas de utilizar las iniciales O.V.N.I. hasta la saciedad, de que coloquialmente hasta el más letrado de los letrados hable en plural de los ovnis y no de los O.V.N.I., no veo razón para que no podamos emplear ya el término como un simple sustantivo y hacer más cómodo su uso en nuestra bella lengua castellana. Otras palabras aceptadas por la Real Academia tienen etimologías más estremecedoras, pasando por todos los anglicismos incorporados sin siquiera adaptar su grafía a nuestra estética ortográfica, así que no pienso corregir lo escrito.


Nota_ Según una reconstrucción realizada a partir de diversas pinturas de Yabbaren, Auanguet, Sefar, Tin n'Tazarift, Timenzunin y Tamrit.


P. D. a 20 de diciembre de 2004. Líneas abajo, en los comentarios a este artículo, nuestro amigo Enrique González alias "Macías" nos explica como ha colaborado con la superposición de los contornos de la imagen DT2-A, "ampliada" por Rafael Brancas para "Los Dioses de Tassili", y la AP-3, "perfilada para su mejor comprensión" en "Astronautas en la Edad de Piedra" de Juan José Benítez:

Superposición de contornos im_ lesdt3.jpg y im_ lesdt10.jpg, 2004, de Enrique González.


Asomáos a observar con más detalle la ampliación de la imagen montada por Macías, que está incluida en el álbum "Tassili" de la Lista de Correos de Mítica. Im_ montaje

Luego, repitamos todos juntos aquello de: "Sobran las palabras…" y "¿Casualidad? Lo dudo…"


 
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