En toda zona costera se suelen encontrar entre las historias y las leyendas de esos lugares menciones a ciudades o antiguos reinos en su día muy prósperos pero que, a causa de una maldición o un maleficio, reposan en el fondo del mar o en un lugar indeterminado, junto a sus habitantes y sus riquezas. Normalmente, para librarse de esta maldición, ha de presentarse alguien que goce de ciertas virtudes, a veces un día determinado del año, mediante las cuales, ya sea haciendo gala de las mismas o bien superando ciertas pruebas que se le presenten, los pueda desencantar. En Menorca se encuentran leyendas similares sobre una ciudad que corrió esa misma suerte que sus otras primas del resto de los mares, se la conoce como Parella o Paradella.
Según comentan, el día de San Juan, hacia Poniente, es posible ver una ciudad como salida del mar que asoma por unos instantes en el canal de Menorca antes de volver a las profundidades marítimas, la cual habría sido vista incluso por los pescadores de las poblaciones mallorquinas de Artà y Capdepera. También en el mismo sitio, en el canal de Menorca, en las noches más oscuras, se dice que se ven resplandores luminosos y algunos aseguran haber escuchado el sonido de las campanas acompañadas por los cantos de los habitantes de la misteriosa ciudad. Se trataría de Parella, la ciudad que fue encantada por otra villa rival que roída por los celos provocó su desaparición. Pero como toda ciudad encantada, Parella también tiene su oportunidad de redención y según dicen si siete Juanes se encuentran sin saberlo con siete Juanas a la orilla del mar en el día de San Juan se obrará el milagro y Parella será desencantada volviendo al lugar que le corresponde en nuestro mundo.
También se comenta que si alguien de corazón puro entra tres veces consecutivas en Parella logrará desencantarla y según las leyendas parece ser que una vez eso estuvo a punto de pasar. Un joven fue mandado por su amo a la ciudad de Ciutadella para afilar el arado, volviendo con uno de plata. El amo, todo sorprendido, volvió a enviar al mozo con una guadaña de hierro, volviendo con una de oro puro, lo que motivó de nuevo que su amo se llevase una gran sorpresa y comenzase a preguntarse de donde sacaba tan maravillosas herramientas su criado. Al día siguiente el joven volvió a partir de buena mañana cargado con el arado más grande que su amo pudo darle, siendo seguido por éste sin que se diese cuenta.
Al llegar al cruce de Ciutadella el amo vio sorprendido como el mozo no cogía el camino que iba a la ciudad de Ciutadella, si no que tomaba el camino que iba hacia Cala Blanca. El joven siguió caminando hasta llegar al mar y justo al tocar el agua dijo sorprendido "¡Ciutadella ha desaparecido!", entonces su amo recordó la leyenda de Parella y se dio cuenta de su error. La inocencia del joven le había permitido entrar en la ciudad sin prestar atención a los tesoros que allí hubiese, pensando que se encontraba en Ciutadella, pero la curiosidad y la avaricia de su señor rompió el sortilegio y la posibilidad de que la ciudad volviese a nuestro mundo.
A pesar de todo, a pesar de los encantamientos, se pueden visitar los restos de Parella, porque, todo lugar que tenga el nombre de Parella o Parelleta, son lugares en donde se cree que estuvo la ciudad. Y en estos lugares, podremos contemplar las cuevas y los subterráneos que fueron de la ciudad, ya que el encantamiento sólo afectó a aquello que había por encima de la superficie. ¿Quién sabe? A lo mejor en alguna de estas cuevas encontremos la clave para desencantar a Parella, ¿alguien se atreve a intentarlo?.