Un amigo mío de California, me contó una historia asombrosa sobre los experimentos que se están haciendo con delfines en Rusia. Me ha pedido que no mencione su nombre porque aún no desea hacer públicos sus descubrimientos. Mi amigo, gracias a su amistad con un familiar de un agente de la KGB rusa, “chico bueno”, pudo obtener permiso para ingresar en ese país y observar algunos de sus experimentos con delfines. Son proyectos de investigación en metafísica y temas concomitantes, que se llevan a cabo en la Unión Soviética, mucho más allá de lo que mencionan Sheila Ostrander y Lynn Schroeder en Psychic Discoveries Behind the Iron Curtain. He aquí sólo una pequeña parte de los experimentos sónicos con delfines. Una mujer embarazada entra en el agua durante todos los días de su embarazo, con un delfín. Siempre hay un biólogo marino presente, para mayor seguridad. La mujer permanece en el agua entre quince y veinte minutos por día. Durante esas visitas, el delfín se comunica con el feto. Para mayor exactitud (porque el feto todavía no es humano, dado que la vida sólo se inicia con el primer aliento), el delfín utiliza la misma energía vital que conecta todas las cosas vivas, según las observaciones de Cleve Backster, para programar de algún modo una parte de los cuarenta millones de células eléctricas que hay en el cerebro físico del feto, durante esas visitas prenatales. Cuando llega el momento del parto, el alumbramiento se realiza bajo el agua (en un tanque esterilizado y sin delfín, por supuesto). Cuando un niño nace de esta manera ocurren todo tipo de cosas maravillosas, pero no es éste el libro apropiado para describirlas. En principio, eso impide la respiración incorrecta a ese diminuto humano y elimina el terrible trauma de nacer en la forma aceptada. Estos bebés no lloran y pueden dormir con la cara en el agua durante varios minutos por vez, durante varias semanas, adaptándose gradualmente a respirar el aire. Este suave alumbramiento se lleva a cabo sin miedo y es recomendable para todos los casos pero únicamente cuando esté a cargo de un experto. Estos bebés rusos con los que un delfín se ha comunicado durante la fase prenatal se convierten en “superniños”, en todos los sentidos imaginables. Mi amigo atestigua haber visto con sus propios ojos a uno de esos bebés programados por delfín, nacidos bajo el agua, que a la edad de doce semanas caminaba y hablaba con la facilidad de un niño normal de tres años. ¿Te cuesta creerlo? Un pequeño terráqueo es capaz de estos poderes, aun sin haberse comunicado con un delfín, y mucho más con la ayuda de estas sabias criaturas del océano. El mundo está lleno de maravillas, por cierto, en esta aurora de la Era de Acuario. Mi amigo dice que, según los metafísicos rusos, es teóricamente posible que un niño adiestrado por un delfín pueda, a la edad de doce años, utilizar su Tercer Ojo como rayo láser y desmaterializar o neutralizar a los misiles nucleares en pleno vuelo. Frente a eso, la Guerra Espacial de nuestro departamento de Guerra parece impotente. Sería mucho más económico y sencillo experimentar con bebés de delfín... en aras de la paz, ¿no? No hay pruebas de que los rusos estén experimentando por causa alguna que no sea la paz. Por cierto, si las investigaciones en cuestión han tenido tanto éxito hasta el momento es porque los investigadores comprenden bien las leyes físicas que rigen tales asuntos; no habrían podido progresar tanto sin una meta positiva... |