Cuentan que una mujer anciana estaba rezando en la orilla de una playa, a su manera, pues no conocía gran cosa de los rituales. No estaba ni informada ni instruida desde este punto de vista. Un santo que pasaba por allí observó la ignorancia exterior de aquella mujer y decidió instruirla; le mostró cómo rezar según el ritual habitual. Esto la hizo muy feliz, pues era una mujer humilde que tenía la aspiración de aprender. El, como era un santo, posó su alfombra sobre el océano, se subió en ella y se alejó. Mimuna trató de aplicar concienzudamente lo que el santo le había dicho, pero vió que había olvidado una palabra. Entonces, alarmada, echó a correr hasta alcanzar al santo para preguntarle: "¿Qué se dice después de tal fórmula?" El santo, que no pudo dejar de pensar en los muchos años que le había costado el milagro de volar sobre una alfombra, encontró extraordinario que aquella mujer hubiese llegado descalza hasta él, y le contestó: -¿Que decias antes de que yo te enseñara a rezar a mí manera? -Decía: "Mimuna conoce a Dios y Dios conoce a Mimuna" -¡Pues entonces ve y sigue rezando como antes! SI BUSCAS EL VERDADERO DIOS...BUSCALO EN TU CORAZON |