Solo hay un ave Fénix, gentil, bella y amable y todas las aves la adoran. Son tantas las aves en el mundo, que si levantaran el vuelo a un mismo tiempo, el cielo se oscurecería. Pero existe solamente un ave Fénix. De ella se afirma que es como el sol por vivir en el cielo llena de esplendor. También se dice que nace del fuego y muere en el fuego, como el sol que aparece con el brillo dorado de la aurora y muere en el horno rojo atardecer. Pensemos en el ave Fénix, del tamaño de un aguila, con su plumaje de púrpura y oro, de rojo y naranja, de verde, escarlata y rosa, más brillante que el arcoiris, a quien las aves, sus congéneres, "llaman el dador de vida". Se cree que el ave Fénix vive mil años, que renace cuando muere y que su juventud es perenne. Cuando al ave Fénix le llega la hora de su fin, construye un nido de sándalo y otras maderas y hierbas resinosas y perfumadas, en lo alto de una montaña de la lejana Arabia, donde vive. Echado sobre él abriendo las esplendorosas alas, la luz del sol consume ave y nido, mientras el Fánix canta su mas bella canción y todo queda convertido en perfumadas cenizas. Pero entre los restos del incendio aparece un huevo, que el calor del sol se encarga en empollar; y aquí que nuevamente nace le ave Fénix, brillante como la luz del sol y aliementedo por ella. Cuando ha crecido suficiente, el jóven pájaro recoje las cenizas maternales volando hacia Egipto las esparce en el tmplo de Osiris, el dios-sol. Entonces durante mil misteriosos años, el nuevo Fénix cuida el mundo y a sus criaturas, hasta que le llega la hora de morir. "¡Que admirable es!, cantan los pájaros al amanecer y se elevan hacia el Fénix para embriagarse de su luz". "Pero ¡cuan triste debe estar!, suspira una paloma, al sentirse tan solo en este mundo" |