Tu corazón contiene mucha más sabiduría y dones de los que crees. Puedes pensar que tu mente tiene todas las respuestas, que si sólo pensaras más tendrías más. Puedes imaginar que si sólo reúnes más información y aprendes más habrás vencido en el juego de la vida. Y puedes creer que basta con figurarse qué no funciona en tu vida para saber cómo hacer que las cosas vuelvan a funcionar.
Creo que todos alguna vez hemos tenido roto el corazón. No hablo del corazón que se rompe cuando perdemos a alguien que amábamos, me refiero a la ruptura que ocurre en el corazón cuando empezamos a advertir que nuestros sueños se marchitan y que jamás se han cumplido nuestros anhelos más profundos, cuando contemplamos el estado del mundo y los nada amables valores que ahí reinan y cuando no alcanzamos nuestras metas y empequeñecemos nuestro destino.
Cada uno de nosotros tiene que soportar la oscuridad; pero ella siempre pasa y la luz siempre regresa. En realidad cuando estás más dentro de tus problemas estás más cerca de las soluciones. Y cuando experimentas el dolor más profundo, la paz más grande se te está acercando.
Para volver a conectarte con tu corazón, revive las pasiones que han muerto en ti. Empieza a hacer las cosas que en el pasado te llenaban el gran corazón que tienes. Empieza por hacer lo que habla al apasionado niño que hay en ti, lo que te hace reír hasta que te duele el estómago. Redescubre las cosas que te emocionan y las que te llenan los ojos de lágrimas. Después de todo, el lugar que trae lágrimas a tus ojos es el lugar donde el universo quiere que estés.