EL ÁRBOL es la imagen que representa al ser y su evolución. El tronco es su fuerza y su firmeza; es la resolución de beber la savia de vida y hacer reverdecer las ramas, que representann las Virtudes y el Conocimiento que el Logos Solar le va dando, al nutrirlo de la verdadera Savia: EL AMOR.
Hay muchas clases de árboles, pero aquel que mejor representa al ser evolucionado es el ROBLE. Su tronco fuerte está enraizado firmemente a la naturaleza de su origen, recibiendo las vibraciones sensibles que la matriz de su naturaleza le entrega. Aquél que logra convertirse en Roble, está ya preparado para servir al Padre Amor, porque su firmeza lo mantiene impune ante los embates de aquello que no es su naturaleza, y resiste las fuerzas ocultas que emanan de esas naturalezas disímiles a las suyas, comprendiendo que la suya propia es superior y más consistente que la de aquellos que están a su alrededor.
Es que en él ha brotado el llamado ÁRBOL DE LA VIDA, y es ese brote el que lo ha convertido en recipiente y dador de la verdadera esencia de la Vida. Este árbol no admite en sí mismo otra nutriente que no sea la Divina, y su firme raíz bebe con sed verdadera la savia dulce que le otorga su naturaleza, y lo hace sentirse revestido con esa aura lumínica que lo envuelve y lo acaricia con suavidad y ternura.
Es así que este Árbol, nutriéndose de la Verdad y del Amor Puro, se consagra a la naturaleza que lo provee de esa Savia, que le ha permitido transmutar sus ramas y embellecer su contorno. Es pues, este árbol, simiente profunda de la Esencia del Amor, y el agua que lo baña lo mantiene siempre vivo, permaneciendo sus ramas verdes y jóvenes. Para él ya no hay cambio de Estaciones, porque ha conseguido recibir la nutriente de la Vida Eterna, ingresando perennemente a vivir en la Primavera Eterna, la Estación del Amor, siempre joven, siempre alegre, siempre VIVO.
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