El propósito último de la evolución es recobrar la armonía universal de la
conciencia del todo pero manteniendo la iniciativa y creatividad individuales
asociadas a la conciencia del yo. Así, nuestro objetivo sería combinar los
puntos de vista empírico e idealista, unir lo laico y lo religioso, la cabeza y el
corazón, el bien del individuo con el bien del todo. Las causas deben ser
buscadas tanto en el mundo sensorial como en el extra sensorial. Deben
admitirse evidencias tanto de los sentidos físicos como de la intuición y
encajarlos en nuestra visión del mundo. Mediante el amor debemos unir los
intereses colectivos y los individuales. Si todos estamos sintonizados y
sentimos los dolores y alegrías de cada uno, entonces el bien de uno se
convierte en el bien de todos. Los dirigentes políticos deben ser tanto hombres
de estado como líderes religiosos. El arte necesita combinar la belleza formal
con el significado interior.