TU REINO Y MI REINO
por Dr. Ruth Wilkerson
Traducida por Dr. Rebeka Pina
 
El reino del Cielo del que Jesús hablaba es también tu reino. El Espíritu que estaba dentro de él está dentro de todos, igualmente disponible en cada era, y dando de Sí mismo, a todos por igual. 
 
–Ernest Holmes
 
Al leer la cita anterior uno podría pensar que no hay diferencia entre uno y Jesús. Entonces nuestra mente razonadora nos dice: ¿estás loco? Cuando fue la última vez que caminaste sobre las aguas o convertiste el agua en vino, y del muy bueno… . Ya sé que esto parece un poco tonto, pero a veces lo “tonto” nos obliga a pensar sabia y seriamente.
 
La palabra “reino” evoca ideas de poder, riqueza, confort, así que podríamos pensar que Jesús estaba enseñando a sus estudiantes (y todos somos parte de ese honrado grupo de alumnos) que ya estaba dentro de ellos todo lo necesario para vivir en paz, confort, poder y riqueza, porque el Espíritu de Dios (El Reino)… que estaba, está y estará siempre e igualmente disponible y al alcance de todos.  Ahora mismo es tuyo y mío para pensar y usar!
 
Otro detalle del comentario de Holmes es que el Espíritu se da de Sí Mismo a todos por igual. Notemos la palabra “DA…” No tenemos que suplicar, pedir, ni convencer al Espíritu de nuestro valor ni de la validez de nuestro deseo… el Reino, el Espíritu, ahora mismo, simplemente está en espera de DAR a nosotros lo que elijamos.
 
Con eso en mente, hagamos el siguiente tratamiento…
 
Sólo hay una Mente, un Espíritu presente siempre en todos y en toda forma de vida, visible e invisible. Ahora elijo creer y aceptar que el Reino del Cielo es mi reino. Es y está en donde vivo. Me rodea, y está dentro de mí. No puedo escaparme ni negarlo, solo decidir reclamar y experimentar la bendición de su dádiva ilimitada. Ahora me permito hacer eso, descansando en el entendimiento de que no solamente vivo en el Reino del Cielo, sino que está disponible a todos, no importa dónde estén.
 
Así que decreto que este bendito conocimiento es revelado a cada persona de la forma más propicia  en la que cada uno pueda aceptar este regalo del Espíritu y entienda Su presencia, y reconozca que este poder ya es suyo para usar y disfrutar.    
 
Sabiendo que mis palabras son puestas en acción por el Espíritu, me lleno de alegría y doy gracias de que lo que he decretado ya ha sido revelado no sólo a la gente de mi planeta, sino también a través de las galaxias y más allá de mi entendimiento. El Espíritu está siempre y en todas partes sanando, nutriendo y proveyendo toda Su gloriosa creación de lo necesario. Nosotros VIVIMOS YA en el Reino del Cielo…. ¡Y así es!