ATLÁNTIDA, Alerta para los tiempos de hoy
por Artur, Miembro del Consejo de Figueira
A través de las épocas se escribió mucho acerca de la ATLÁNTIDA, misterioso continente que se sumergió en las aguas del océano. En Timeus y Critias, Platón describe aspectos de la civilización que habitaba esas tierras desaparecidas y presenta a los atlantes como antecesores de los egipcios. Otras referencias importantes constan en la obra pionera de Helena P. Blavatsky - La Doctrina Secreta - escrita a fines del siglo antepasado. En ese texto revelador, H.P.. aclara: "Como la misión del filósofo griego Platón era instruir más como moralista que como geógrafo, etnólogo ó historiador, él reunió la historia de la Atlántida, que comprendía varios millones de años, en un solo acontecimiento localizado en una isla relativamente pequeña. Pero el relato de Platón, aunque alterado en su contexto general, tiene el sello de la verdad".
Esta oportuna aclaración flexibiliza nuestra mente y nos ayuda a percibir que la línea de la verdad puede subyacer en las diferentes presentaciones de los hechos. A propósito, muchos relacionan la descripción bíbilica de la aventura de Noé, en el diluvio, con el cataclismo atlante.
Otros instructores, reconocidamente inspirados en sus escritos - tales como Rudolf Steiner, Helena Roerich, Alice A. Bailey, Paul Brunton -, abordaron ese asunto y expusieron diferentes revelaciones. De sus relatos aprendemos que la civilización atlante alcanzó un glorioso apogeo y después se precipitó en una decadencia vertiginosa, como resultado del mal uso de los poderes psíquicos. Hubo, no obstante, atlantes que escaparon del cataclismo: transmigraron hacia otras regiones, conducidos por guías con visión divina - y los que fueron rescatados así dieron origen al pueblo egipcio y a los pueblos avanzados que habitaron la cordillera de los Andes gobernados por "hombres-dioses".
También Julio Verne, quien en sus ficciones previó descubrimientos y hazañas de la humanidad, hizo que los personajes del libro Veinte Mil Leguas de Viaje Submarino recorrieran las ruinas de la Atlántida sumergidas en el Océano Atlántico, enre las Azores y las Américas.
Detalles de esa antigua civilización se describen en la obra de Edgar Cayce, conocido vidente americano, y en la de autores teosóficos, tales como Annie Besant, C.W. Leadbeater y W.Scott-Elliot. Pero conviene recordar que, a pesar de que las captaciones realizadas en los planos subjetivos por vías psíquicas proporcionen informaciones interesantes y curiosas, no todas son confiables, ya que el mecanismo por el cual los sensitivos trabajan, puede llevar a equívocos - lo cual no invalida el trabajo positivo realizado por intermedio de ellos.
Además, la existencia de la Atlántida encuentra cierto fundamento en descubrimientos de científicos que bucearon en las proximidades de las islas de América Central y fotografiaron vestigios de antiguas construcciones de piedra, parcialmente cubiertas de arena. ¿Qué significados estarán ocultos en esos hallazgos?
En su libro recientemente publicado Yanuna Yakila Taiba (editado en Santo Domingo, República Dominicana), Rafael García Bidó dice que debido al hundimiento de las tierras del oeste y del noroeste de la isla de Santo Domingo, inmersión que presionará la corteza y la hará elevarse en otros lugares, la antigua Unal ó Poseidonis emergerá, rompiendo la napa de agua que la cubre. Desaparecerá el Canal de la Mona; Santo Domingo y Puerto Rico crecerán rumbo al sur y junto con Unal constituirán la nueva Atlántida. Según Bidó, algunos habitantes de la región ya observan ese movimiento telúrico.
Pero ¿de qué nos sirven esos informes? ¿Qué relación guardan con nuestra vida práctica y con los desafíos de hoy?
Si reflexionamos, constataremos que la inmersión de un continente entero, conducida por las fuerzas de la Naturaleza, está llena de significados. La Vida no podría proseguir en la Tierra y cumplir su propósito sin un nuevo comienzo, sin que se extingan las prácticas que llevan al hombre a la autodestrucción.
Esta reflexión se torna aún más contundente si tenemos en cuenta que, en su mayoría, las almas encarnadas ahora en la superficie de la Tierra vivieron en diferentes fases de la Atlántida, incluyendo su decadencia; pasaron entonces por experiencias marcantes y cargan consigo fuertes impresiones y tendencias de aquel período. En la obra Secretos Develados (Iberah y Anu Tea), de Trigueirinho, se presentan claves inéditas para la comprensión de ese inusitado episodio de la historia humana y de otros aún más remotos.
En la Atlántida la confrontación entre las fuerzas de la evolución y las del caos se produjo principalmente en el plano astral, nivel de los deseos y de las emociones; hoy esa confrontación ocurre en el plano mental y de allí se extiende a los demás, y encuentra campo fértil en lad ecadencia del vivir humano en esta época.
En el pasado, la civilización atlante se perdió al ejercer la magia psíquica; actualmente, la magia física usufructúa del poder tecnológico de la mente intelectual, y en pocos instantes puede llevar al planeta entero a la destrucción. Por eso, más que nunca tenemos que reconocer que el único ambiente seguro es nuestro propio interior. Solamente dentro de nosotros mismos encontramos la lucidez para superar las dificultades emergentes, reunimos la fuerza de vida que nos da la posibilidad de estar siempre en el lugar correcto y al servicio del Bien.
El holocausto de este final de ciclo no se circunscribe a regiones o a continentes específicos, sino que será de ámbito global. "Los vivos envidiarán a los muertos por lo que tendrán que ver y oír", dice una conocida profecía. Este es el tiempo que comenzamos a vivir. Sin embargo, si la humanidad hubiese escogido otros caminos, si los hombres hubiesen entrado en armonía con las leyes universales, la situación actual sería diferente.
Pero ahora, cuando la Naturaleza y el ser humano son ultrajados en sus valores más esenciales, todo y cualquier acto positivo, visible o invisible, repercute en proporciones incalculables en el aura planetaria. Quienes se dirigen a la meta de la evolución son como pequeñas centellas que iluminan la noche oscura en que entró la civilización.
Se nos invita, por lo tanto, a no evadirnos más de practicar lo que no comprendemos como correcto y justo. Si aceptamos esa invitación, descubrimos en nuestro interior una inmensa ayuda, accesible como nunca estuvo: reconocemos la presencia de Hermanos de más experiencias, seres de luz, miembros de otras humanidades que están aquí para auxiliarnos en esta transición. Además, podemos encontrar compañeros de camino, representantes de la parte de la humanidad de superficie de la Tierra, que en los niveles profundos de su ser optó por la evolución.
Aprender con los errores y no reincidir en ellos es una necesidad, es lo que somos estimulados a hacer. Una Nueva Tierra emergerá rearmonizada, pero antes atravesará un período de intensa purificación.
Así como en la disolución de la Atlántida algunos fueron conducidos por mensajeros divinos hacia las áreas seguras de entonces y se tornaron semillas de la civilización actual, hoy existen quienes, conducidos por la Jerarquía Espiritual hacia niveles superiores de conciencia, están siendo preparados para componer la humanidad futura.
Quien toma conciencia de esos hechos, esté donde esté, puede adherir a ese proceso renovador: uniéndose al propio ser interno, puede colaborar en la sagrada obra de reconstrucción.
Artur, Figueira
Fuente: Boletín de SEÑALES No. 4 de Figueira