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La entera creación es el templo de Dios,
No hay lugar donde Él no esté.
En los minerales, la vida duerme,
En los vegetales, la vida sueña,
En los pájaros y los otros animales, la vida se despierta,
Y en el hombre, la vida ya está despierta.
Por eso, somos los hermanos de todas las criaturas,
De los plantos, de los pájaros y de los otros animales.
Las flores y los árboles, los gorriones y las palomas
Son como los miembros de la nuestra propia especie.
¡Cuán sencillos, puros, afectuosos y bellos son estos!
Deberíamos aprender de ellos llevar una vida de pureza,
De simplicidad sagrada y de amor divino.
El propósito más grande de la vida humana es él de conocerse a sí mismo y conocer a Dios. Todo lo demás no es sino mera disipación.
Una dieta sencilla es más sustanciosa y saludable y más conducente para el progreso espiritual que todas las llamadas golosinas que prevee el arte culinario moderno.
Así, pues, los alimentos son de tres clases:
1. SATVIC : Alimentos puros como: leche, mantequilla, yougurt, arroz, lentejas, legumbres, cereales, vegetales, nueces.
2. RAJASIC : Alimentos estimulantes como: pimienta, chiles, especies, condimento, alimentos ácidos y amargos
3. TAMASIC : Alimentos que debilitan como: alimentos rancios, huevos, carne, pescado, aves, vino, etc.
De estos uno debería preferir Satvic o los alimentos puros, pues estos hacen bien; y aún de esto, uno no debe comer hasta estar completamente harto.
En caso de que obtengamos deliciosos alimentos estamos tentados a comer más de lo que es verdaderamente necesario, y lo que se toma extra, en vez de contribuir a dar salud y energía, se vuelve maligno.
El alimento que no es digerido y asimilado apropiadamente por el organismo, causa cólicos y en algunos casos el cólera y en ocasiones se paga hasta con la vida misma.
Una alimentación moderada ayuda al crecimiento de los poderes vitales del hombre.
En las Puranas (escrituras antiguas de la India), hay una parábola del dios-alimento que se quejó ante Vishnú de que la gente le abusava en gran cantidad. Vishnú contestó humorísticamente:
“Tendrás que comerte a las personas que comen demasiado de tí. Este es el único remedio.”
El aire fresco que respiramos constituye la parte esencial de nuestro alimento. Uno debe respirar profundamente, retener la respiración y exhalar plenamente, de modo tal, que se arrojen del cuerpo todas las impurezas.
Además, uno debe beber cierta cantidad de agua pura y tomar jugos de frutas para irrigar el organismo y limpiarlo.
Pero se debe evitar toda clase de bebidas estimulantes y sedantes así como también las bebidas alcohólicas y drogas porque vuelven morbosas a la mente y al intelecto.
Los granos y las frutas deberían formar nuestros alimentos principales y normales.
El hombre, como se ha dicho antes, debe ganar su subsistencia de modo legítimo y honesto.
Es el deber moral preparar la comida (satvic) con el corazón absorto en el dulce recuerdo del Señor. Una comida preparada de tal manera, con los pensamientos anclados en el Amado, y las manos ocupadas en el trabajo, se vuelve en el maná que viene de los cielos y sienta bien a aquellos que la consumen.
En 1921, me encontraba trabajando como oficial contador del Sikh Unido 36. Recibí un cocinero para el campo donde estábamos y le dije que no me importaba su pasado si él repetía constantemente los nombres sagrados mientras preparáse la comida, y que no permitiese a entrar a nadie en la cocina y desviar su mente en pláticas vanas.
El cocinero prometió hacerlo y todo resultó bien durante dos o tres dias, pero al cuarto día, mientras meditaba, sentí que mi mente no estaba tranquila.
A medianoche llamé al cocinero y le pregunté si alguien había estado con él mientras había preparado mi comida. Al principio lo negó, pero finalmente confesó que una persona había venido y le había distraído con una conversación y así le quitó la atención del dulce recuerdo de Dios.
Se le advirtió no volverlo hacer y desde entonces él seguía conscientemente mis instrucciones. Este es el mejor criterio para medir el propio desarrollo espiritual y la pureza de la alimentación en cuanto a la procedencia y la preparación de los alimentos.
Sheikh Saadi, un gran poeta místico de Shiraz en Persia, predicaba siempre que hay que dividir el estómago en cuatro partes: Dos para llenarlas con una cantidad limitada de una dieta sencilla, una parte para el agua pura, y que se debería reservar la cuarta parte para la Luz de Dios.
Baba Jaimal Singh Ji, un Gran Maestro de su tiempo, solía comprar unos panes o chapatis (el pan que se come en la India), los envolvía en un pedazo de tela y los colgaba en la rama de un árbol.
Meditaba todo el día y cuando se levantaba de su meditación (Samadhi), tomaba un pedazo de pan, lo remojaba en agua y lo comía antes de volver nuevamente a la meditación.
El pan de trigo entero es un alimento completo en sí mismo, y nosotros le privamos de sus elementos vital quitando la cascarita a los granos al molerlos para producir harina blanca. Destruimos así el fósforo y el aceite de los granos haciendo de estos un alimento degenerado.
Frecuentemente podía ver con mis propios ojos que la comida de Hazur Baba Sawan Singh Ji, siempre era sencilla y consistía solamente de pocos alimentos fácilmente digeribles.
Todos los Santos viven de una comida muy frugal.
Al llevar una vida basada en alimentación sencilla y pensamiento elevado, acompañado de una elevada moral y de conducta casta, no se necesitan los tónicos que inundan hoy día el mercado.
La comida opulenta no sólo trastorna el estómago, sino que conduce a terribles consecuencias, las cuales a veces se vuelven muy peligrosas.
Frecuentemente hay personas que se quejan de que no progresan en el Sendero pero no comprenden que esto se debe a lo incorrecto dentro de la dieta vegetariana y al vivir erróneo.
Leemos que el profeta Mahoma vivió sólo de pan de cebada.
El alimento satvic proteje la cabeza y el corazón de toda clase de impurezas.
Todos hemos sido creados por Dios; todos nosotros somos almas encarnadas.
El alma es de la misma esencia de Dios,
como Dios, y
Dios está en todos nosotros.
Por eso deberíamos amarnos los unos a los otros.
Si uno anhela la realización de Dios, entonces no debe herir los
sentimientos de nadie
porque
el corazón es la casa de Dios.
Los que seguirán estas instrucciones enriquecerán su vida aquí y en el más allá.
Controlarán su mente y sus sentidos al entrar en contacto con el Verbo Viviente de Dios a través de un Santo Maestro.