sábado 29 Octubre 2011
Sábado de la XXX Semana del Tiempo Ordinario
San Narciso
Leer el comentario del Evangelio por
San Francisco de Asís : «Ve y siéntate en el último lugar»
Lecturas
San Pablo a los Romanos 11,1-2a.11-12.25-29.
Entonces me pregunto: ¿Dios habrá rechazado a su Pueblo? ¡Nada de eso! Yo mismo soy israelita, descendiente de Abraham y miembro de la tribu de Benjamín.
Dios no ha rechazado a su Pueblo, al que eligió de antemano. ¿Ustedes no saben acaso lo que dice la Escritura en la historia de Elías? El se quejó de Israel delante de Dios, diciendo:
Yo me pregunto entonces: ¿El tropiezo de Israel significará su caída definitiva? De ninguna manera. Por el contrario, a raíz de su caída, la salvación llegó a los paganos, a fin de provocar los celos de Israel.
Ahora bien, si su caída enriqueció al mundo y su disminución a los paganos, ¿qué no conseguirá su conversión total?
Hermanos, no quiero que ignoren este misterio, a fin de que no presuman de ustedes mismos: el endurecimiento de una parte de Israel durará hasta que haya entrado la totalidad de los paganos.
Y entonces todo Israel será salvado, según lo que dice la Escritura: De Sión vendrá el Libertador. El apartará la impiedad de Jacob.
Y esta será mi alianza con ellos, cuando los purifique de sus pecados.
Ahora bien, en lo que se refiere a la Buena Noticia, ellos son enemigos de Dios, a causa de ustedes; pero desde el punto de vista de la elección divina, son amados en atención a sus padres.
Porque los dones y el llamado de Dios son irrevocables.
Fotos tomadas al amanecer. al amanecer y al atardecer todas las sombras se hacen azules en el exterior de mi hogar. Manifestacion visible para todos.
Salmo
94(93),12-13a.14-15.17-18.Feliz el que es educado por ti, Señor, aquel a quien instruyes con tu ley,
para darle un descanso después de la adversidad, mientras se cava una fosa para el malvado.
Porque el Señor no abandona a su pueblo ni deja desamparada a su herencia:
la justicia volverá a los tribunales y los rectos de corazón la seguirán.
Si el Señor no me hubiera ayudado, ya estará habitando en la región del silencio.
Cuando pienso que voy a resbalar, tu misericordia, Señor, me sostiene;
Lucas 14,1.7-11.
Un sábado, Jesús entró a comer en casa de uno de los principales fariseos. Ellos lo observaban atentamente.
Y al notar cómo los invitados buscaban los primeros puestos, les dijo esta parábola:
"Si te invitan a un banquete de bodas, no te coloques en el primer lugar, porque puede suceder que haya sido invitada otra persona más importante que tú,
y cuando llegue el que los invitó a los dos, tenga que decirte: 'Déjale el sitio', y así, lleno de vergüenza, tengas que ponerte en el último lugar.
Al contrario, cuando te inviten, ve a colocarte en el último sitio, de manera que cuando llegue el que te invitó, te diga: 'Amigo, acércate más', y así quedarás bien delante de todos los invitados.
Porque todo el que ensalza será humillado, y el que se humilla será ensalzado".
Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.
Leer el comentario del Evangelio por
San Francisco de Asís (1182-1226), fundador de los hermanos menores
Regla Primera, no bulada (1221) § 17
«Ve y siéntate en el último lugar»
Guardémonos, pues, todos los hermanos de toda soberbia y
vanagloria; y defendámonos de la sabiduría de este mundo y de la prudencia
de la carne (Rom 8,6), ya que el espíritu de la carne quiere y se esfuerza
mucho por tener palabras, pero poco por tener obras, y busca no la religión
y santidad en el espíritu interior, sino que quiere y desea tener una
religión y santidad que aparezca exteriormente a los hombres. Y éstos son
aquellos de quienes dice el Señor: En verdad os digo, recibieron su
recompensa (Mt 6,2). El espíritu del Señor, en cambio, quiere que la carne
sea mortificada y despreciada, tenida por vil y abyecta. Y se afana por la
humildad y la paciencia, y la pura, y simple, y verdadera paz del espíritu.
Y siempre desea, más que nada, el temor divino y la divina sabiduría, y el
divino amor del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Y
restituyamos todos los bienes al Señor Dios altísimo y sumo, y reconozcamos
que todos son suyos, y démosle gracias por todos ellos, ya que todo bien de
Él procede. Y el mismo altísimo y sumo, solo Dios verdadero, a Él se le
tributen y El reciba todos los honores y reverencias, todas las alabanzas y
bendiciones, todas las acciones de gracias y la gloria, suyo es todo bien;
sólo El es bueno (cf. Lc 8,19).
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