Cuando hacemos un esfuerzo para escuchar, ¿estamos escuchando? Ese esfuerzo mismo, ¿no es una distracción que impide el escuchar? Cuando usted escucha algo que le causa deleite, ¿hace un esfuerzo? [...]. No podemos percibir la verdad, ni ver lo falso como falso, mientras nuestra mente está ocupada de cualquier forma que sea; con el esfuerzo, la comparación, la justificación o la condena [...].
El escuchar es; en sí mismo, una acción completa. El puro acto de escuchar trae su propia libertad. Pero ¿estamos realmente interesados en escuchar, en transformar nuestra confusión interna? Si usted escuchara... en el sentido de estar alerta a sus conflictos y contradicciones, sin forzarlos dentro de ningún patrón particular de pensamiento, tal vez estos conflictos y estas contradicciones podrían cesar por completo. Vea, estamos constantemente tratando de ser esto o aquello, de lograr un estado especial, de capturar una clase de experiencia y de evitar otra; de modo tal que la mente, está siempre ocupada con algo. La cual, jamás está quieta para escuchar el ruido de sus propias luchas y dificultades mentales. Sea sencillo... y no trate de llegar a ser alguna cosa o de capturar alguna experiencia.