ALOE VERA la planta de la inmortalidad:
Por Begoña Rojo
Por Begoña Rojo
Bajo el género de Aloe se agrupan más de 250 especies originarias del este y sur de África, donde ya era conocida tres mil años atrás. El Papiro de Ebers que data del 1.500 A. de C. y se conserva en la Universidad de Leipzig, figuran las innumerables propiedades medicinales de esta planta.
El mismo Aristóteles recomendó a su discípulo el rey Alejandro Magno la conquista de la isla de Socorra (en el Océano Índico), ya que “allí crecía por doquier” y era una planta indispensable para la cicatrización rápida de las heridas que recibían los soldados en batalla. Llegó Aristóteles a esta conclusión tras observar que al cortar una de las hojas de esta planta, con el fin de no perder su jugo emitía una rápida respuesta de cicatrización y la llevó a la práctica usándola en las heridas de las personas obteniendo el mismo resultado.
Los chinos, también la conocían y la llamaban “planta medicinal”. Los africanos le daban el nombre de “planta para quemaduras” e incluso el calificativo de “planta de la inmortalidad” se le atribuye a Cleopatra ya que al parecer formaba parte de los ingredientes utilizados en sus tratamientos de belleza
No se puede pasar por alto que es una de las plantas citadas en la Biblia, tanto en el Antiguo Testamento:
“Mirra, aloe, casia, exhalan tus vestidos…
(Salmos, 45,9)
Como en el Nuevo:
Vino [José de Arimatea], pues, y tomó su cuerpo.
Llegó Nicodemo, el mismo que había venido a Él
de noche al principio, y trajo una mezcla de mirra
y aloe…
y aloe…
(Juan 19, 38-40)
Los musulmanes, que la consideran un símbolo religioso, al volver de su peregrinación a la Meca la cuelgan de los dinteles de sus casas como un honor distintivo y señal de haber cumplido con esta obligación. En Andalucía existían grandes plantaciones de aloe en tiempo de los árabes, entusiastas propagadores del uso medicinal del acíbar.
Dioscórides trata de él en el capítulo 23 de su III libro.
Desde hace años, y con el nombre de “El Antiguo Manuscrito” circula una receta elaborada con plantas medicinales de la que el Aloe forma parte. Un verdadero “curalotodo” de las hierbas medicinales suecas, del que incluiré su receta ya que se obtienen buenos resultados con esta pócima.
Y no solo estamos ante una planta medicinal efectiva, también lo es en la tradición mágica, pero vayamos por partes:
El aloe es una planta de la familia de las Liliáceas, que llega a alcanzar hasta 3 o 4 metros de altura por crecimiento de su eje central o tronco. Sus hojas son carnosas, de forma lanceolada y con los bordes espinosos. Sus flores son pequeñas, tubulares y de color amarillo, naranja o rojo, agrupadas en bellas inflorescencias que aumentan el atractivo de esta planta. Florece en verano y anualmente.
La propagación mediante semilla es fácil, pudiéndose obtener plantas comerciales en 78 meses, aunque esta manera de propagación es poco aconsejable, ya que el aloe tiende a la polinización cruzada lo que ocasiona la degeneración de la especie pura.
Es una planta de cultivo muy fácil... continúa en