Para medir nuestra edad usamos el almanaque, pero sabemos de personas muy jóvenes llenas de achaques como si estuvieran abocados a la ancianidad, y personas mayores que están frescos como lechugas.
El científico alemán Lenhard Rudolph y su equipo de trabajo aseguran que para medir la verdadera edad de un individuo hace falta recurrir a la edad biológica.
Los estudiosos del instituto alemán Max Planck identificaron por primera vez un grupo de proteínas que permiten conocer la verdadera edad biológica de la personas.
Se trata de moléculas que se liberan cuando los extremos de los cromosomas llamados ‘’telómeros’’ se acortan y es ahí, en ese punto, donde aparece el verdadero envejecimiento humano.
Esas mismas proteínas aparecen también cuando el ADN de las células sufre algún tipo de daño.
Nadie en su casa puede medir los niveles de estos biomarcadores en sangre para saber que edad tiene realmente, ni a que velocidad el almanaque los afecta, pero este estudio sirve para crear nuevas terapias médicas y lograr personalizar el tratamiento de acuerdo a lo que a cada quien convenga.
Asegura el experto que – en dependencia de varios factores, como el estilo de vida y la herencia genética- muchas personas mayores tienen una capacidad biológica para regenerarse muy superior a la de algunos jóvenes.
Los científicos prevén incluso, que en el futuro, los datos de la edad biológica podrían ayudar a decidir en el momento de la jubilación, ya que permitiría discriminar entre los individuos en buenas condiciones físicas para seguir trabajando y los que necesitan el retiro.
En tanto la ciencia avanza y los que hoy son proyectos siguen en los laboratorios, a los humanos les queda siempre la feliz posibilidad de seguir apagando las velitas del cumpleaños, guiándose como hasta ahora, por el día del nacimiento.