El miedo es una emoción que puede paralizarte si es que no sabes como reaccionar.

A nadie le gusta sentirlo, sin embargo no hay persona que no experimente en algún momento de su vida esta emoción que suele ser desagradable y dejarte sin armas para combatirla.

En realidad, la mayoría de los temores suelen ser percepciones irreales de una situación y se genera como una reacción adversa ante una aparente amenaza latente.

Ayuda excepcional

Pero no siempre es un factor que minimice tu capacidad de reaccionar, bien entendida aunque no justificada, esta emoción ha motivado a varios a salir adelante de un estado de confort o de inseguridad y puede ser incluso inspirador. El temor puede ayudarte cuando estás en peligro a reaccionar con prontitud, como puede ser en un accidente o un incendio, entonces tu sentido de supervivencia genera este sentimiento que hace que te muevas para subsistir.

Sensación no grata

Cuando se manifiesta como algo crónico, entonces es perjudicial para tu salud mental y física. Lo puedes identificar por los cambios que hay en tu organismo: un escalofrío, aceleración de los latidos del corazón, temblor, irritabilidad o pupilas dilatadas.

Por lo general, la adrenalina se presenta y los corticoides inhiben el correcto funcionamiento de la mente y por lo consiguiente, te paraliza ante el problema que te genera el temor.

Existen diferentes miedos, desde el básico que es al rechazo hasta el más común, el miedo a la muerte o a perder la libertad. Entre ellos están los que se generan por situaciones de cambio, pérdidas, enfermedades, al fracaso o al no ser querido.

Lo que se debe hacer para enfrentarlos es analizar las perspectivas que tienes para resolver el problema: primero, el aceptar que lo sientes y reconocer a que le temes y ver las alternativas de acción ¿Cómo hacerlo si estás paralizada? Retomando las motivaciones esenciales de todo ser: aquello que te hace trascender a pesar de cualquier problema. Recuerda que aunque vivas una situación fuera de tu control, al pensar en los objetivos que tienes en la vida volverás a centrarte sobre lo fundamental: estar viva, sana y pensante.

Ante el temor, piensa que tienes el control, respira varias veces y visualiza una etapa de felicidad, un momento en que tú hayas estado en perfecto estado de salud y concrétalo. Aunque no lo creas, tu visión sobre la sensación cambiará. Entre más lo hagas, mejor entrenada estará tu mente y cada vez que vuelva el miedo, podrás eliminarlo.

Si lo identificas y ya lo has intentado eliminar sin éxito, entonces puedes tener ayuda de un especialista. Pero, de acuerdo con psicoanalistas, la mayoría de los temores son infundados. No dejes que te detenga en tu desarrollo.