Ella soñaba poca cosa
Ella soñaba poca cosa. Soñaba y esperaba ser un día. El sueño de un hombre soñador. Ser lo más grande y hermoso de su vida. Ella soñaba habitar su corazón. Revolotear en su mente. Aún en la más larga distancia. Ella soñaba poca cosa, solo. Ser la mujer a la que él amara.
Que feliz sería, se decía en su casa solitaria. Si un hombre de rostro amable. Y limpio corazón me soñara. Sería mi soledad así más linda, más amada. Si yo pudiera llamar a puerta de aquel hombre. Aquel de rostro moreno y esquiva mirada. Aquel elegante y discreto caballero. Que entre todos los demás se distingue. Porque me vi, reflejada en su mirada.
Ella soñaba poca cosa. Y le miraba a través de la ventana. Le veía pensativo y solitario. Con su pelo negro, su delgada cara. Escribiendo en su mesa de madera oscura. ¿historias, poemas, cartas...? cuanto ella desearía que fuesen. pensamientos o cartas a ella dedicadas.
Ella soñaba poca cosa. Pero ya no sueña nada. Tiene algo muy valioso, a ella le basta. Tiene la sonrisa que el le dedicó una mañana. Una sonrisa para ella. La tiene bien guardada. NO necesita más. Ya es feliz. No teme nada. ¿Quien pudiera como tu gran mujer? Conformarse. Y ser feliz con una sola sonrisa. Con una mirada.
Maria Hoyo
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