La simpatía mueve dos cuerpos con una sola alma. Gaspar Melchor de Jovellanos.
En las interrelaciones humanas desempeña un rol determinante la simpatía, dado a que ella ayuda a ser aceptados, a mantenernos interrelacionados siempre que la sepamos manejar.
Muchos ya tienen ganados el don de la simpatía, un buen trato, respeto, comportamiento, felicidad, positivismo, alegría, compartir. Otros por el contrario se interesan en cultivar la simpatía a fin de agradar a los demás, sentirse aceptado y sobre todo evitarse conflictos en sus interrelaciones.
Se cuenta que Franklin, inventor del pararrayo, era un hombre feo, un día se miró al espejo y se asustó de sí mismo: "Con esta cara estoy seguro que ganaría un concurso de feos, pero me voy a hacer simpático." Allí empezó su batalla. Adquirió una amable sonrisa, puso brillo de alegría en sus ojos. Un real optimismo inundó su cara y así llegó a tener amigos verdaderos y maravillosos.
Celina Mendoza nos comenta sobre este aspecto, que Para la PNL, la simpatía es un proceso de creación y mantenimiento de una situación armoniosa.
Para ser “simpático” no es necesario ser el más chistoso y ni el más ocurrente, sino simplemente saber crear en nuestro entorno un ambiente de cordialidad y de confianza en el cual las relaciones humanas y profesionales se desarrollen de la mejor manera posible.
Algunos autores han llegado a afirmar que en el ámbito laboral, la mayoría de las decisiones se basan más en la simpatía que en los meros datos técnicos.
Que duda cabe que saber transmitir, saber venderse en una entrevista de trabajo es fundamental para ser contratado por una empresa, más allá de los fríos datos académicos o de un apabullante currículo profesional.