Algunos análisis filosóficos sobre la popularidad del género de horror nos
descubren interesantes aspectos sobre la mente humana.
En la teoría del cine y
filosofía de las emociones en
los espectadores, algunos análisis sobre los motivos por los que este género
goza de tantos adeptos, nos adentra en otros aspectos psicosociales que nos
pueden sorprender.
"La Paradoja del Horror"
Todos o casi todos nos hemos sentido atraídos en algún momento por alguna película
de horror o pánico (criaturas del más allá, psicópatas
asesinos o monstruos sacados de una cantera surrealista). El denominador común
en todas ellas es su ambivalencia y descubrir como un mismo efecto o tema puede
ser revulsivo y atrayente al mismo tiempo (técnicamente se denomina la
“paradoja del horror” o "paradoja del corazón" en algunas
traducciones). ¿Por qué esta ambivalencia de emociones cuando vemos películas
de miedo? ¿Qué nos impulsa a seleccionar y disfrutar de este género
cinematográfico?
Cine ficticio y cine basado en casos reales
Noël
Carroll, filósofo del cine, establece una división clara entre
los temas de cine ficticios (pongamos a “Frankestein”,
“La Mosca” o “King
Kong”) y temas sacados de la prensa negra o casos reales (“El
Silencio de los Corderos” o “Monster” como dos ejemplos). Puesto
que los análisis y explicaciones válidos para el primer género o de ficción no
se acoplan al segundo género (casos reales); este segundo género ha quedado
relegado a la categoría de subgénero del de películas de miedo u horror.
Pensemos que en los casos reales no existe una indagación sobre la existencia
de lo relatado (como puede suceder con las criaturas de otros mundos o seres
revulsivos).
En la teoría del cine se suelen establecen tres momentos claves en
el espectador durante la proyección de la película: el reconocimiento o
percepción de los personajes, el seguimiento o continuidad de sus acciones
(predecibles o no) y la “lealtad” o valoración moral del espectador hacia los
personajes. Veamos que sucede en este género y su subgénero.
Ficción y
personajes irreales
En este género de ficción nos
encontramos generalmente con criaturas irreales,
revulsivas (un hombre que se metamorfosea en mosca o un cadáver que toma vida).
Nuestra mente humana se enfrenta a un reto que en el discurso filosófico se
denomina “violación de nuestro esquema conceptual”. En otras palabras, se trata
de un reto a lo conceptualmente y lógicamente conocido por nosotros. Probar la
existencia de algo que inicialmente creíamos por imposible es un reto que
nuestra mente acepta "gustosamente" porque pone a prueba nuestra
capacidad lógica y conceptual o, entras palabras, nos hace pensar en otras
existencias posibles.
Pero no solo cuestionarnos la existencia de tal criatura nos
mantiene en vilo, sus posibilidades de subsistencia o exterminio nos colocan
nuevos retos que hay que resolver. Los límites entre lo ficticio y no ficticio
es la clave para nuestra continuidad en este género.
Argumentos
tomados de la vida real
En este caso, el argumento se
toma de la misma vida real (atrocidades que han impresionado a la sociedad en
un momento determinado, noticias que han llenado la primera página de un
periódico…). La película ya no es un objeto artístico sino un anuncio, un aviso
o un llamamiento a la sociedad. La mente ya no discierne la posibilidad o no de
lo relatado (salvando las recreaciones del autor); sabemos que el caso ha sido
real, pero necesitamos verlo con nuestros propios ojos y valorarlo.
La violencia y el sexo suelen ser elementos
habituales sobre los que giran muchas de estas películas: violencia en estratos
sociales, alienación en las ciudades, abusos, etc. Generalmente lo que estas
películas generan en el espectador es la propia y palpable representación del
miedo con el añadido de que los espectadores se hallan al otro lado de la
pantalla (el lado seguro). El mensaje subliminal podría ser uno que transmite
seguridad y tranquilidad porque lo que estamos viendo no nos afecta
directamente (es ajeno o distante). Añadido a ello está la legitimidad de un
sistema social en donde las fuerzas policiales, psiquiátricos o instituciones
penitenciarias juegan un papel protector y de salvaguarda: “estamos
protegidos”.
Papel social de las películas
El papel de estas películas
refuerza nuestra confianza en las instituciones sociales establecidas, sin las
cuales muchos psicópatas estarían sueltos por las calles o muchos asesinos y
delincuentes a sus anchas delinquiendo. De nuevo, el mensaje es tranquilizante.
El horror se vislumbra desde lejos, se puede analizar, valorar, discernir pero
nunca experimentar en la propia piel y al final de la sesión tendremos el
sentimiento reconfortante de que todo ha acabado y de que hay una lección
implícita que aprender.