Cuántas veces hemos juzgado a alguien sin conocerle? ¿Cuántas veces habrán hecho lo mismo con nosotros? Nadie puede decir que en algún momento no haya prejuzgado a alguien, aun sin tener un verdadero conocimiento sobre la persona de la que hablamos.

Si nos basamos en el significado de la palabra prejuzgar, esta se refiere a dar una opinión rápida, emitir un juicio sobre personas o situaciones, sin tener argumentos sólidos que puedan demostrar nuestras palabras.

DEDO-ACUSADORSi el prejuicio es tan común en nuestra sociedad, si todos lo utilizamos, ¿es por que nos aporta una parte positiva? Si se quisiera ver así, yo diría que esta “parte positiva” es la de hacer la vida más fácil a quien prejuzga. Es más sencillo encasillar a alguien por el hecho de pertenecer un grupo determinado y así colocar a esa persona dentro los estereotipos de su comunidad, que tomarse un tiempo para conocer, reflexionar y analizar de manera consciente y abierta lo que realmente pensamos de ella. Evidentemente, que sea más fácil no significa que sea mejor. De hecho, no lo es.

Al prejuzgar estamos adoptando una actitud negativa. El inconveniente es que nos comportamos por inercia, es algo que tenemos muy incorporado y que realizamos de manera casi inconsciente. Porque desde pequeños hemos crecido así, y hemos vivido en un entorno donde el prejuicio es el pan de cada día.

La intolerancia está muy relacionada con el prejuicio. Van cogidas de la mano.¿Cuántas veces el prejuicio quizás nos privó de conocer a una persona que nos podría haber aportado mucho en nuestras vidas? Ser prejuicioso es ser intolerante, y es negar la diversidad. Es no estar abierto a la existencia de grupos sociales diferentes al nuestro, a otras ideas morales, etnias raciales, preferencias sexuales, etc.

Los motivos a los que nos agarramos cuando prejuzgamos suelen ser tan superficiales que a veces es hasta es vergonzoso reconocerlos. ¿Cómo somos capaces de juzgar a alguien por cómo se viste, o por cómo se peina, o por cómo habla, o por la edad, o por la religión que predica, o por un sinfín de características que no son parámetro de absolutamente nada? Porque si lo fueran, ya no sería prejuicio. Pero el hecho es que no lo son, que son cuestiones que no nos cuentan nada trascendente de la persona, o nada de lo que realmente debería importarnos.

Entonces la pregunta es, ¿cómo evitar ser prejuicioso? No es tarea fácil. Lo primero y fundamental, ser conscientes y asumir que lo somos, que prejuzgamos. Y luego hay que dar el segundo paso y tratar el tema desde la sinceridad. Ser sinceros con nosotros mismos y con la otra persona. Ser pacientes y tomarse el tiempo para conocer al otro y así poder forjar una opinión realista. Debes borrar todas las ideas previas que puedas haberte creado,¡es alguien que no conoces! Olvida lo que te hayan dicho, lo que hayas escuchado, o lo que tu instinto te susurre. La gente habla más de lo que sabe, y nosotros nos equivocamos más de lo que creemos.

Cuestiónate aquellas cosas que das por hecho o que te han presentado así desde pequeño. Si tienes dudas, si crees algo y no sabes si es así, pregunta.

Es mejor preguntar que asumir una realidad inexistente. Y por último, respeta. El respeto es uno de los pilares más trascendentes para evitar el prejuicio. Si respetas al otro es muy probable que no lo prejuzgues, que le des la oportunidad de demostrarte quién y cómo es.

Nadie es mejor o peor persona por cuestiones tan superficiales como las antes mencionadas. Siempre debes dar una oportunidad, te llevarás más de una sorpresa. Así como seguramente se la han llevado contigo más de una vez. Hay que conocer, y dejar conocernos. Abandonemos los prejuicios.

BY PENSAMIENTOENACCIONET