Amor y otros
Hay otros que nos aceptan tal como somos y hay otros que no lo hacen o intentan cambiarnos. Hay que dejarse amar por aquellos que nos aceptan por ser lo que somos.
Esos otros que nos aman por lo que somos y no por lo que hacemos para darles placer o felicidad, son nuestro prójimo. No es suficiente el otro, necesitamos al prójimo en nuestras vidas, al semejante, a quien sea próximo y que solo este a un paso del abrazo.
Todos llevamos heridas afectivas en nuestra historia, heridas en las relaciones que solo se sanan a través del prójimo. Solo los prójimos suprimen el dolor de nuestras heridas de amor.
El prójimo es el que contiene sin asfixiar, propone sin imponer, que nos respeta y nos empuja a ser libres, aunque esa libertad nos aleje de ellos. Es aquel que nos enseña que, en las relaciones, uno aprende a negociar, a hacer nuevos pactos pero que no es posible hacer un pacto en el cual renunciamos a ser lo que somos. Es quien nos impulsa a comprender que, muchas veces, las relaciones de nuestra vida no se forjan por amor, sino para aprender a amar. Que las
relaciones, en ocasiones, son felices y en otros momentos dolorosas, pero que todas son encrucijadas para crecer y madurar.
Eduardo Grecco
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