El silencio mola mucho pero no es para todo el mundo. Para saber apreciar un buen silencio hay que estar dispuesto a ver qué tienes en la cabeza tú solito, y hay mucha gente que o bien no tiene nada más que eco (y seamos sinceros...nadie quiere saber que es un simple) o lo que tiene no le mola nada y prefiere ignorarlo. En medio del fragor de una conversación se puede pasar por alto lo que tengas o no en la cabeza…en el silencio es imposible.
Para apreciar un silencio además, hay que saber interpretar los de los demás. No hay nada peor que que venga alguien a decirte “estas muy callado, ¿en qué piensas?”…y rompa tu mágico momento. Hay que dejar a la gente con sus silencios, sobre todo porque si no sabes interpretarlo te puedes llevar una buena leche.
El silencio dice mucho pero hay que escucharlo.