Un día estaba jugando en el parque a la pelota,
un niño elevó los brazos y sin darse cuenta
estaba casi cerca de las nubes, miró para abajo y vio casi el mundo entero, y dijo:
- ¡Estoy volandooooo!!!!!!
Enseguida regresó a tierra firme,
fue a la casa de un anciano que desde que era pequeñita la cuidaba
y la daba de comer. Necesitaba saber la explicación a lo que había sucedido.
El anciano la dijo la verdad, que su madre era una bruja malvada
y que ella heredó sus poderes.
Katia temía sus poderes ya que eran malos,
pero el anciano la siguió contando que para ser mala
tenía que haberse criado con alguien malvado, por lo tanto,
si quería ser buena debía entrenarse bien
porque tenía que derrotar a todos los seres mágicos
que la quisieran hacer daño.
Cuando Katia estuvo lista para defenderse sola
tuvo que irse a vivir a otra ciudad,
lejos de todos sus conocidos.
Ella no tenía un gatito mágico para que la aconsejara por el camino.
Cuando llegó se instaló en una casa donde vivía una familia muy muy pobre.
Encontró un trabajo para ayudar con la economía de la casa
y colaborar entre todos.
Allí hizo amistad con el niño de la casa,
que tenía la ilusión de volar,
pero como era pobre su familia no podían llevarle a viajar en avión.
Cuando Katia le dijo al niño que era una bruja
él la dijo que le llevara a volar en su escoba,
porque sino pensaría que es una bruja cobarde, que la da miedo las alturas.
Katia estaba desesperada porque si le decía un no por respuesta
que perdería a un amigo.
Y si lo llevaba a volar la descubrirían
y también la castigarían como a su madre.
No sabía que era peor,
pero como era tan buena llevó al niño a volar,
aunque corriera el riesgo de que la castigaran.
Los ciudadanos cuando la vieron llamaron a las autoridades
y la llevaron castigada,
en ese momento una luz se acercó a ella y la dijo
que lo que había hecho era muy humano,
así que la perdonó e hizo que aquel pueblo creyera en ella.
Katia nunca más se avergonzó de sus poderes
y ayudó siempre en todo lo que ocurrieran a los ciudadanos.
FIN
tomado de la red