A partir de este jueves, 10 de abril, no podrán fabricarse ni venderse
termómetros de mercurio en la Unión Europea, ya que entra en vigor
el reglamento de la Comisión Europea que los prohibe.
La razón es que el mercurio presenta un riesgo para la salud humana y
el medio ambiente, y además existen dispositivos alternativos.
«El mercurio es uno de los diez principales productos químicos de mayor
preocupación para la salud pública y es una sustancia que se
dispersa y permanece en los ecosistemas para las generaciones,
causando graves problemas de salud y discapacidad intelectual
a las poblaciones expuestas», explicó la directora general de la OMS,
Margaret Chan, el pasado octubre al lanzar la iniciativa
«Salud Libre de Mercurio en el año 2020».
El hecho de que ya no se fabriquen ni se vendan no quiere decir
que tengamos que deshacernos de ellos si los tenemos en casa.
Pero si se rompe o ya no lo quieres, no lo tires a la basura.
Hay que llevarlo a un punto limpio.
El problema del mercurio es que es un elemento tóxico, que no
se degrada y que si se dispersa, contamina el entorno y llega
fácilmente a la cadena alimentaria. Si se tiran a la basura o al vertedero,
pueden acabar en el mar, donde el mercurio se acumula en los peces,
sobre todo en los de mayor tamaño que suelen vivir más tiempo.
De hecho, un estudio reciente aseguraba que los mejillones y el pez espada
son las especies que acumulan más metales tóxicos.
Si se rompe tu termómetro de mercurio, no te alarmes, porque la cantidad
que contienen es muy pequeña, pero no por ello hay que tener menos cuidado.
Desde la OCU ofrecen las siguientes recomendacines en caso de rotura:
-Extremar las precauciones para evitar que los niños o animales ingieran
el mercurio y, si lo hacen, llevarlos al médico o al veterinario.
-Ventilar bien la habitación donde se haya roto el termómetro
porque la inhalación de mercurio puede irritar las vías respiratorias.
-Evita tocar el metal. Usa guantes desechables.
-No use aspirador ni escoba: las bolitas se romperían en otras más pequeñas.
-Recoja el mercurio con un papel o cinta adhesiva.
-Evita usar productos de limpieza, en especial si tienen amoniaco,
pues podrían desprenderse compuestos tóxicos.
-No lo eches por el desagüe ni lo tires a la basura. Mételo en un
recipiente que no sea metálico con tapa.
Y de ahí, al punto de recogida de residuos especiales.
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