Seguro que siempre has oído que la elegancia es algo con lo que se nace.  Pero hay algunas sencillas pautas que podemos poner en práctica para ayudarnos a resaltar nuestra elegancia natural, ya que muchas veces ser elegante reside sobre todo en nuestra actitud. Toma nota.

Lo primero que hay que hacer es conocerse una mismo muy bien. Hay que buscar un estilo que encaje con nuestra personalidad, ser elegante a nuestra manera, ya que algo que no va con Nosotras nos creará un efecto contrario a lo que queremos. Saber qué nos sienta bien, qué prendas se adaptan a nuestro cuerpo. Qué colores nos favorecen y cuáles no, y qué cortes y tejidos son los más adecuados.

Los detalles son los que crean el efecto total del conjunto. Llevar el pelo siempre bien arreglado y con un buen corte, las uñas cuidadas, las piel perfecta o las cejas bien depiladas nos darán un aire de perfección que resaltará nuestra imagen. El toque final lo dan los complementos. Los zapatos tienen que estar siempre impecables, el bolso tener el tamaño justo y las joyas no han de ser ostentosas y sobre todo de buen gusto. El perfume debe combinar con nuestra imagen, ya que él solo puede arruinarla.

Mantén una postura correcta con la espalda y los hombros rectos, pero de apariencia natural. Ten confianza en ti misma, y seguridad en tus acciones, dos cosas tan relevantes como la apariencia. Y lo más importante, potencia tu elegancia interior con una correcta educación, saber estar y  trato hacia los demás. Al final es lo que más valorarán de ti.