El sujetador cumple 100 años
Un siglo da para mucho. Tanto, como para que el feminismo lo quemase a finales de los 60, el deporte lo adoptase en los 70, Madonna lo reinventase en los 90 y ahora muchas huyan despavoridas de él.
Ponerse algo en los pechos para sujetarlos, resaltarlos o aplastarlos, según la moda y los convencionalismos sociales y religiosos de la época, es una práctica tan antigua como la historia de la humanidad.
El cuerpo femenino está sometido a la contención en muchas culturas y de muchas formas: vendaje de los pies en oriente, burkas y toda clase de vestidos que esconden e impiden el movimiento. Eliminar tales artefactos es una manera de mostrar la libertad de las mujeres y la no aceptación de mandatos patriarcales. Sin embargo, el sujetador no ha desaparecido como lo hicieron otros tipos de corsés, porque el sujetador es, en general, una prenda cómoda, a diferencia de muchas otras. Y hoy no es una imposición: lo lleva quien quiere. El desnudo femenino, en público, es todavía motivo de escándalo, y por eso lo utilizan las chicas de FEMEN. Lo importante no es la prenda, sino desobedecer las imposiciones patriarcales y mostrar que las mujeres hacen lo que les parece, y por ello una misma prenda puede tener significados distintos según el momento. Cuando ya no es una imposición, deja de convertirse en un arma de subversión”.
|