La psicóloga Alice Haddon nos da algunas claves para incrementar nuestra autoestima y amor propio.
Tenemos un cerebro ubicado en un cuerpo, así que somos propensos a pensar que tenemos un yo "real". Esto es problemático porque no tendemos a actuar de una única manera. Es más acertado y beneficioso pensar en términos de los muchos "yo" que fluyen, que son flexibles y que están interconectados. Este es el porqué:
1. No ere una, sino muchas caras
Piensa en todos los roles que desempeñas en tu vida. Seguro que estás familiarizada con volver a tu adolescencia gruñona cuando estás con tus padres y que te vuelves más llevadera y relajada cuando estás de vuelta con tus amigos. Pero, ¿cuál de las dos eres realmente? La respuesta es las dos y ninguna. Cada faceta es parte de la arquitectura de tu personalidad, así que observa todo el paisaje de ti misma y aprende a ver lo maravillosa e interesante que eres.
2. Cambias, no eres algo fijo
Eres la colección de todas tus experiencias, recuerdos, sensaciones y creencias. Con el tiempo vas cambiando según vas experimentando nuevas cosas, por eso la gente suele estar obsesionada con su adolescencia, porque es un tiempo en que se forma nuestra identidad. Reconoce que has recorrido estos periodos de tu vida y acepta los cambios que van ocurriendo según progresa.
3. Existes en relación con otras personas
Compararte con los demás es natural, pero ten cuidado con no caer en el error común de comparar tu "yo" interno y privado con el "yo" externo y público de otras personas. Un perfecto ejemplo es Facebook: la gente sólo comparte las partes más brillantes de su vida y comparar esto con el desorden, la complejidad de tus experiencias no es bueno para tu autoestima. No trates sólo de mostrar tu lado más bonito, alienará a los demás. Recuerda: todos luchamos.
4. Eres las historias que te cuentas
Las experiencias nos causan dolor, pero se debe sólo en parte a lo que ha sucedido, el resto viene de las historias que creamos. La diferencia entre una persona optimista y una pesimista no es lo que les sucede en la vida, sino la manera en que interpretan sus experiencias. Sé creativa cuando te cuentes tu propia historia y no te quedes sólo con una versión.
5. La memoria no siempre es un modo fiable de definirnos
Creemos en nosotros mismos como personas coherentes, y por eso tendemos a recuperar recuerdos que encajan con la persona que creemos que somos. Si te sientes tímida, crees que tiene que ver con todas tus vivencias embarazosas y olvidas las ocasiones que no siguen esa línea narrativa. Procura no tener una atención selectiva porque siempre verás la mitad del cuadro.
6. La congruencia entre lo que eres y lo que quieres ser es difícil pero importante
El grado de alineación entre lo que somos y lo que queremos ser es una preocupación para muchos de nosotros. Escribe una lista de adjetivos que describan cómo eres y otra que se ajusten a lo que quieres ser. Lo ideal es que en muchas ocasiones coincidan.
7. La cultura tiene mucho que ver con cómo te sientes sobre ti misma
La escritora Susan Cain, en su brillante libro Quiet, demuestra cómo la revolución industrial dio forma a la manera en que nos valoramos. Argumenta que con la llegada de las máquinas la sociedad dejó de valorar cuestiones como la integridad, la disciplina y el honor y empezó a valorar cualidades como el magnetismo, la fascinación y la fuerza. Sólo porque nuestra cultura no haya valorado ciertos aspectos de nuestra personalidad no significa que no sean cualidades importantes.
Te sientas como te sientas hoy contigo misma, trata de celebrar que lo extraordinario y lo ordinario en ti valen lo mismo. Reconoce tu maravillosa capacidad de ser cosas diferentes para distinta gente y asume tu infinita flexibilidad y sensibilidad. Sé justa contigo misma y reconoce tus logros tan bien como tus fallos. Y lo más importante: estate orgullosa de ti misma. De toda tu. Eres extraordinaria.
Alice Haddon
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