Nana para dormir a una vampira
Duérmete,
vampira mía.
Duérmete,
que ya es de día.
Duérmete sin inquietud
en tu pequeño ataúd
con la sábana morada,
sin tener miedo de nada.
Ten sueños muy apacibles
con murciélagos horribles,
cementerios, sepulturas
y noches negras y oscuras.
Duerme mientras brille el sol
con mi nana en si bemol
y tu pijama de andrajos,
sin pensar nunca en los ajos.
Y cuando a las doce y cinco
te despiertes dando un brinco,
te daré, bebé llorón,
sangre fresca en biberón.
Duérmete,
vampira mía.
Duérmete,
que ya es de día.
(Cuentos para pasar miedo...
o no tanto, editorial Toro Mítico)
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