La bruja que no quiso ser princesa - El Pais Encantado de Alicia Ibiza

* LA BRUJA QUE NO QUISO SER PRINCESA * (Cuento)

"Había una vez, hace muchos, muuuchos años, una Bruja joven y bella, (porque es mentira que las brujas son viejas y feas) que vivía en una casita de troncos, sola en un Bosque. Ella pasaba los días entre la Naturaleza, descubriendo nuevas hierbas para sus pócimas sanadoras, rodeada de los animales y los seres mágicos del Bosque, que eran sus amigos, haciendo rituales que honraban a la Diosa y que profundizaban su Poder de Bruja, ayudando con su sabiduría a alguna persona que la necesitara (cuando alguien, en su necesidad, se animaba a buscarla en el Bosque, porque la gente de ésa comarca era muy temerosa y prejuiciosa). Así pasaba sus días la Bruja, feliz de su libertad, pero...(siempre hay un "pero", nada es perfecto) a veces se sentía un poco sola...tenía a sus amigos mágicos y a los animales, pero añoraba hablar con otro ser humano, compartir conocimientos y cosas con alguien de su especie. La presencia ocasional de algún aldeano que necesitara su ayuda, no era suficiente...llegaban, ella los ayudaba y se iban apresurados, casi sin hablar, con un cierto temor que a ella la entristecía.
Así pasaron los meses, hasta que un día, cuando la Brujita recorría el Bosque buscando hierbas para sus pócimas, la sorprendió un joven a la orilla de un arroyito, dando de beber a su caballo...él también se sorprendió al verla y ambos se quedaron unos segundos atónitos, mirándose a los ojos...de más está decir que ambos se gustaron al instante...hablaron...ella se enteró que él era el Príncipe de ése reino y él se enteró que ella era la famosa "Bruja del Bosque" de la que todos hablaban...ella se sorprendió gratamente, pues él no era el soberbio y engreído Príncipe que creía, y él se quedó prendado de la belleza y juventud de ella, pues no era la bruja vieja y fea que imaginaba...
Se enamoraron "a primera vista" y él la convenció de llevarla al Castillo para convertirla en Princesa y casarse con ella.
Pasaban los días y los meses y no resultaba tan fácil convertir en Princesa a la Brujita...ella extrañaba mucho su Bosque, sus amigos mágicos y sus animales, pero sobre todo, extrañaba hacer sus pócimas y rituales, estar en contacto con la Naturaleza, sentir sus pies desnudos pisando la tierra (le dolían los pies en ésos zapatitos de tacones), tocar con sus manos las plantas, abrazar a los árboles...se sentía prisionera en los vestidos suntuosos de princesa, añoraba sus sencillos y cómodos vestidos de bruja...Pero lo que más le costaba (y ésto era lo esencial), era aprender el protocolo de la Corte...estaba acostumbrada a hacer y decir lo que sentía, y éso era "inapropiado" para una Princesa...
Comenzó a arrepentirse de haber aceptado la propuesta del Príncipe...ya no estaba segura de seguir enamorada de él...además lo veía poco y nada, él ocupado en sus deberes de futuro Rey y ella con clases de "buenos modales y protocolo" todo el día...Al Príncipe le pasaba otro tanto, se daba cuenta que había sido un error enamorarse de la Bruja...y como él sentía el llamado del Deber más fuerte que el del Amor, comenzó a pensar cómo corregir el "error" sin lastimar ni ofender a la Brujita...Así estaban las cosas, cuando el Destino (o como cada uno quiera llamarlo) acudió al "rescate"...
Por ésos días, llegó al Castillo un Mago de otra comarca (que tampoco era "viejo y de larga barba blanca" como siempre los pintan en los cuentos), que sintiéndose solitario en su Bosque de origen, había decidido viajar y conocer otros reinos...(ya van adivinando el final...¿verdad?)....Así, un día se cruzaron en los pasillos del Castillo el Mago y la Bruja...(pero no se enamoraron "a primera vista", ¡por suerte!) y comenzaron a hablar de Magia, de rituales y pócimas, intercambiaron conocimientos...y se sintieron muy a gusto compartiendo cosas en común. La Bruja le dijo que le gustaría enseñarle su Bosque y presentarle a sus amigos, pero que tenía que pedirle permiso al Príncipe...y así lo hizo, decidió ser sincera y decirle a su prometido todo lo que sentía, cuánto extrañaba su Bosque y a sus amigos, cuan incómoda se sentía con su vida de princesa...Y el Príncipe, agradecido por su sinceridad (porque él no se animaba a ser tan sincero y ella le había sacado un "peso" de encima), la liberó del compromiso.
La Bruja y el Mago salieron del Castillo al otro día temprano, en dirección al Bosque...
¿Acaso piensan que "se enamoraron, se casaron, fueron felices y comieron perdices"...? Pues no...no fué tan así...¡¡éste es un cuento de Brujas, no de Princesas!!
La Bruja y el Mago se hicieron amigos...él se estableció al otro lado del Bosque y se encontraban cada tanto para hacer juntos un ritual, intercambiar pócimas mágicas, conjuros, juntar hierbas...hablar de sí mismos y contarse sus vidas, sus sueños...y un día,...después de un tiempo de conocerse...se dieron cuenta que se amaban y compartieron con sus amigos mágicos la buena noticia...
Y fueron "realmente" felices....¡¡pero no se casaron ni comieron perdices!!