Paladear el otoño, sentirlo, disfrutarlo, caminarlo, tocarlo, olerlo, bañarte en él.
Este mes lluvioso y a la vez cálido está siendo espectacular. Especialmente para los aficionados a las setas, colmados como pocos años lo han estado de tan fabulosos manjares
Contemplar. Qué verbo tan fantástico para conjugar en otoño.
De que no es posible conservar tejedas, robledales, montañas como cotos cerrados.
Sólo si divulgamos sus valores seremos capaces de apreciarlos y, lógicamente, aceptaremos y hasta exigiremos su protección.
Una excelente herramienta para lograrlo es el ecoturismo que, es verdad,
también tiene su parte negativa de la mano de esos bestias con dos patas (o ruedas)
tan dañinas como las pezuñas del caballo de Atila. Aunque hasta para ellos hay solución: educación. Nuestra gran asignatura pendiente.
César Javier Palacios
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