Alegría
¿Es usted ALEGRE?, ¿Realiza sus actividades diarias con entusiasmo?
¿Cree que es feliz?
Alegría, es el grato y vivo movimiento del ánimo, constituyendo a la vez un íntimo
sentimiento de satisfacción que resulta de la posesión de un bien, sea real o imaginario.
Está en directa proporción con el valor del agradecimiento puesto que implica
una postura de reconocimiento de bienes recibidos por nosotros o por quienes
amamos.
Es el sinónimo de dicha, contento o júbilo. Tiene su antónimo en la tristeza.
La alegría produce sensaciones de agrado, esperanza y estima.
La fuente más común, más profunda y más grande de la alegría es el amor, por
cuanto implica también una relación con los demás. Es una emoción que tiende a
compartirse, a ser expresada, a ser vivida con los otros.
Es simple apreciar si una persona es alegre o no, y la forma en la que ilumina a
los demás, sin embargo tratar de vivirla no es sencillo. La alegría es un gozo del
espíritu. Los seres humanos somos conocedores del sufrimiento y el dolor,
y quienes han perdido a un ser querido lo han experimentado en toda su profundidad.
Bien, pues así como el ser humano conoce el dolor y el sufrimiento, es capaz de
tener las sensaciones opuestas: bienestar y… Felicidad?....
Las causas de la alegría son diferentes a las del dolor, pues el dolor generalmente
tiene causas externas: un golpe, un acontecimiento trágico, una situación difícil.
En cambio la alegría es exactamente al revés, como valor que es, surge de nuestro
interior. Desde el centro de nuestro ser, de nuestra alma.
Se expresa por sensaciones de bienestar, una paz que se reflejan en todo nuestro
cuerpo: sonreímos, andamos cantando,… es un cambio totalmente espectacular,
tanto que puede llegar a contagiar a quienes están alrededor de una persona
así. ..."la alegría es la transición del hombre de una menor a una mayor perfección.
La tristeza es la transición del hombre de una mayor a una menor
perfección" (Etica- Spiniza)
La alegría es diferente del placer: En la actualidad, se da con mayor fuerza la
búsqueda del placer como si este constituyera por sí mismo alegría o felicidad.
Esta noción errónea la hemos recibido de una sociedad hedonista sumida en graves
problemas, comno lo es el incremento de la depresión. Pero nada tan distante,
pues el placer tiene manifestaciones fisiológicas que tienen una curva que crece
y luego decrece hasta desaparecer. Así por ejemplo, la búsqueda equivocada
del placer desde las adicciones, el sexo desbordado o la ansiedad por tener, producen
grandes frustraciones, pues está deeterminado por segmentos de tiempo relativamente
cortos y por la movilización de químicos en nuestro organismo.
La búsqueda del placer por el placer puede terminar en una profunda depresión.
La alegrìa en cambio puede ser altamente estable, no requiere ser expresada
con euforia ni grandes sensaciones, es producto de la armonìa.
La alegría surge, en primer lugar, de una actitud, la de decidir ¿cómo afronta nuestro
espíritu las cosas que nos rodean?. Quien se deja afectar negativamente por las
cosas malas, elige sufrir. Quien decide que su paz es mayor que las cosas externas,
se acerca más a la alegría. La alegría, como todos los valores, requiere una
disposición de voluntad: Es alegre quien se lo propone, nadie lo será si está deseando permanentemente lo contrario, si quiere llamar la atención de los demás a partir de sus desdichas.
La fuente más común, más profunda y más grande de la alegría es el amor,
particularmente el amor en pareja, ya que el amor rejuvenece y es una fuente
espontánea y profunda de alegría. Es el principal combustible para estar siempre
alegres. Quien no ama, no ríe. Por eso mismo el egoísta sufre, y nunca está alegre.
Para vivir plenamente el valor de la alegría siempre hemos de ver lo bueno que
hacemos con esfuerzo y cariño, apoyándonos sobremanera en la comprensión
y la constancia ante la adversidad que pudiera surgir.
La pareja, la familia, los amigos y la sociedad en general son los campos donde
se cultiva la alegría, y su valor está totalmente alejado del egoísmo, Es saber darse
a cambio de nada, sin medida, sin interés, por el simple hecho de querer ayudar con
los medios a nuestro alcance, ya que las buenas acciones, con o sin sacrificio, con desprendimiento de nuestra persona y de nuestras cosas, fomenta la paz interior
que promueve la alegría.
El tener vida ya es motivo suficiente de alegría, aún en las circunstancias más
adversas, estamos en condiciones de hacer algo positivo y de provecho para
los demás.
Disfrutar de lo poco o lo mucho que tenemos sin renunciar a mejorar, mientas
tengamos vida, tenemos posibilidades.
Toda persona es capaz de irradiar desde su interior la alegría, manifestándola
exteriormente con una simple sonrisa o con la actitud serena de su persona,
propia de quien sabe apreciar y valorar todo lo que existe a su alrededor.
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