Tú eres única, eres especial, eres mujer.
Nadie tiene porqué tratarte mal, como poca cosa, y tú misma sobretodo tienes que darte cuenta del valor que tienes como mujer que eres: fuerte, luchadora, de gran valentía y al mismo tiempo con una dulce delicadeza con la que irradia amor.
Nunca pierdas tu dignidad. La dignidad es la aceptación del valor del ser humano; es decir, saber hacerse RESPETAR.