
Su felina mirada me circunda,
me reta, me esclaviza, tan rotunda
presiento su llamada que no puedo
nada contra ella, en éxtasis me quedo.
Encadenado estoy entre sus brazos,
bajo su hechizo caigo, son los lazos
de sus besos un agua que me inunda
y ante sus albos senos canto y cedo.
Nadie puede salvarme de esta dama
que con su fuego fuego me reclama.
Eladio Parreño Elías
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