Un lobo de silencio y acrobacia, de colmillos de acero, aliento helado, bajando en el crepúsculo al poblado saltará sobre ti. Toda tu gracia
no te protegerá; tu perspicacia no sabrá presentir lo inesperado, y tu perfil, bajo los pies clavado, inmóvil quedará, sin voz ni audacia.
Huirá de tus umbrales la entereza, y habrá de alborotarse en tu cabeza un enjambre de ideas paradójicas.
Y no comprenderás en este acoso que al amor siempre circunvala un foso de dudas y polémicas ilógicas.
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