Cuando no estamos lo suficientemente interesados en algo pero necesitamos continuar en ello, el cuerpo tiende a valerse de otros medios para suplir esa falta de motivación. Digamos que entretiene a su 'parte aburrida' para poder seguir trabajando a fondo en la actividad que menos nos atrae. En otras palabras, no paras de morder ese bolígrafo, ni doblar papeles, porque el informe que estás leyendo es un poco peñazo, pero no te queda otra queenterarte de su contenido.
No hace falta que hagas malabares
Todo irá sobre ruedas siempre que la distracción no pase a convertirse en la actividad primaria, es decir, que no dejes de trabajar por unir clips hasta formar una cadena ni esmerarte demasiado en los malabarismos.
También se ha demostrado que el trabajo manual nos ayuda a ejercitar la memoria y la creatividad. Los autores de un estudio publicado en la revista 'Psychological Science' han comprobado quelos jóvenes que toman notas en el ordenador y no en papel obtienen peores resultados al evaluar sus capacidades cognitivas. De nuevo, los bolígrafos demuestran ser fundamentales.
Una vez reconocido su potencial, llega el momento de aprovechar el efecto. ¿No podríamos utilizarlo intencionadamente a nuestro favor para concentrarnos entre tanto documento aburrido? Aquí es donde entra en juego la investigación de los científicos de 'Fidget Widget'.
Tras analizar las entradas, han encontrado algunos factores comunes a la forma en que manoseamos y jugamos con nuestros chismes predilectos. Nos gusta repetir el movimiento hasta la saciedad: algunos llegan a perfeccionar la técnica. Preferimos los objetos redondos, pegajosos y blandos, así como aquellos con cierto valor sentimental (las personas no cuentan).