Causas de una comunicación ineficiente
El estrés, las preocupaciones, las obligaciones y los inevitables temores y frustraciones, a menudo hacen que no logremos conectarnos en forma efectiva con los demás. Esto se hace particularmente evidente en nuestras comunicaciones: sentimos como si hablásemos en idiomas diferentes con nuestros hijos, nuestra pareja, incluso con nuestros amigos cercanos o compañeros de trabajo.
Pautas para mejorar la comunicación
- Ante todo, para mejorar la comunicación debemos recordar que se debe tomar al otro como a uno mismo, es decir: tenemos que comprender que la otra persona, nuestro interlocutor, también tiene sus propios problemas y preocupaciones. Hay que comprender que se debe tener paciencia, y se debe buscar un código en común que logre adentrarse en la mente de nuestro interlocutor, si lo que queremos es crear un diálogo efectivo.
- Con todo esto no nos referimos a simular conocer las palabras que utilizan nuestros hijos adolescentes, ni el léxico técnico de nuestro colega en el trabajo. Nos referimos, en cambio, a que hay que explicar los motivos que han de propulsar nuestro mensaje. No enojarnos si el otro no comprende lo que decimos, sino orientarlo hacia una mejor comprensión.
- Y debemos hacer lo mismo por nuestra parte: cuando no comprendemos qué es lo que nos dice el otro, o nos parece ilógico o irracional, debemos respetar su punto de vista y no debatir. Claro, tampoco debemos ceder ni dejarnos convencer. Simplemente debemos hacerle saber que no estamos de acuerdo, explicando nuestros motivos e ideales, en forma respetuosa y amable. De este modo, no iniciaremos un debate sino un verdadero diálogo.
- Una buena técnica para lograr una comunicación efectiva es formular nuestras palabras desde un formato positivo. Debemos, asimismo, procurar mantenernos apacibles y tranquilos, sin dejar que nuestras emociones se entremezclen con el mensaje. Para ello, y especialmente en una charla conflictiva, debemos recordarnos en nuestras mentes que el otro tiene derecho a tener su propia opinión, y que nosotros tenemos -de igual modo- el derecho de opinar por nuestra cuenta, siempre respetándonos.
- Para una buena comunicación no es bueno ser demasiado empático. Es decir: aceptar y asumir todo lo que nos digan nos hará carecer de opiniones propias, mejor dicho: nos hará parecer como si no tuviésemos una mente propia. Pensemos en que tampoco nos gustaría que la otra persona dijera un gran "sí" a todo lo que decimos, ya que nos parecería que ni siquiera nos estuviera prestando atención.
- También es necesario que, en la búsqueda de lograr una comunicación efectiva, prestemos atención a lo que nos dicen. Si mientras la otra persona formula sus ideas nosotros pensamos en qué le vamos a responder, no estaremos haciendo un diálogo, sino un mero intercambio de frases inconexas. El secreto de una buena comunicación está, casi siempre, en saber escuchar, interpretar, y responder sólo si el caso lo amerita.
Eugenia
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