Comer en forma equilibrada y suficiente es la principal forma en la que podemos hacer que nuestro
organismo trabaje de la mejor forma. Cada persona puede tener diferentes alimentos antiestrés porque
cada quien tenemos gustos y necesidades diferentes, sin embargo, existen ciertos alimentos que nos
ayudarán para contrarrestar los efectos que este tiene en nuestra salud, en base a los
nutrientes que gastamos cuando estamos estresados.
El estrés conlleva a un aumento de adrenalina, lo que conduce a un metabolismo más rápido y mayor
consumo de carbohidratos, proteínas o grasas. El cerebro lo detecta y por ello requiere una mayor
ingesta de nutrientes, por eso queremos comer más.
El estrés nos forza a establecer relaciones poco sanas con los alimentos, ya que en ocasiones solemos
recurrir a la comida cuando estamos estresados. Cuando nuestro cuerpo está estresado agota muchas
de las reservas con las que cuenta, por eso es necesario reponerlas, consumiendo los siguientes alimentos
que en situaciones de estrés nos ayudarán a reponer lo que éste nos está quitando. Cuando no lo hacemos,
nuestro organismo se vuelve vulnerable y es por ello que podemos padecer depresión, insomnio, irritabilidad,
resfriados y muchas otras enfermedades, por lo que al consumirlas nos volvemos más
resistentes a esto y por ello nos sentimos mejor.
Alimentos que debemos procurar:
Vitamina A. Combate la formación de radicales libres (moléculas inestables). Está contenida en zanahorias,
melón, brócoli, coles de bruselas, yema de huevo, atún y espinacas
Vitamina B. Fortalece el sistema nervioso central y tiene efecto sedante. Está en levadura de cerveza,
lácteos, carne, cereales, aguacate y repollo.
Vitamina C. Combate la formación de radicales libres y estimula la resistencia del organismo a infecciones.
Está presente en cítricos y verduras de hoja verde.
Vitamina E. De notable importancia en las funciones nerviosas y musculares. Se encuentra presente
en la mayor parte de los alimentos, en particular en frutos secos y aceites vegetales.
Potasio. Estimula la reacción orgánica frente a las hormonas que el cuerpo segrega como respuesta
al estrés. Lo contiene frutas, verduras, cereales enteros y carne.
Magnesio. Estimula la reacción orgánica frente a las hormonas que el cuerpo segrega como respuesta
al estrés. Está en muchas verduras, sin embargo cuando las cocemos desaparece, por lo cual
es mejor comerlas crudas, o cocerlas sólo un poco.
Calcio. Estimula la reacción orgánica frente a las hormonas que el cuerpo segrega como respuesta
al estrés. La falta de equilibrio entre magnesio y calcio, puede contribuir al estrés.
Se encuentra en la leche y sus derivados.
Chocolate. Tiene un efecto calmante e inmediato, además de ser delicioso y casi adictivo, el chocolate
está permitido y es recomendable, lo malo sería abusar de él y comerlo en exceso.
Fibra. Necesaria para el funcionamiento del organismo y proteger el estomago. En pan integral.
Hierro. El hierro ayuda a transportar oxígeno al cerebro. Está contenido en carnes rojas.
Omega 3. El pescado es rico en omega 3, que es necesario para el desarrollo y
funcionamiento del sistema nervioso.
Té de Tila y Valeriana. Tranquilizantes.
Alimentos no recomendables:
Azúcar. Es probable que busquemos cosas muy dulces o llenas de azúcar cuando estamos estresados, lo
cual además de afectar nuestro peso, afectará nuestro estado de ánimo, ya que provoca primero
que tengamos mucha energía y luego que decaigamos. Al comprar azúcar es mejor optar por una que no esté refinada.
Harinas. Cuando está blanca, significa que ha sido refinada, por lo cual muchas de sus
propiedades se han perdido, y además de hacernos aumentar de peso, es causante de estrés, y
no aporta casi nada a nuestra nutrición. Por lo que al escoger harina o pan escoge uno que sea integral, pues
está contiene fibra y otros nutrientes que necesitamos.
Sal. Es algo que en exceso también debemos quitar de nuestra dieta. Si eres de los que antes de
probar la comida ya le estás poniendo más sal, ten cuidado y presta atención a lo que puede
provocar en tu organismo, la sal contribuye a regular la presión arterial y mantener las
condiciones apropiadas para el funcionamiento de los nervios. Pero en exceso esto
es perjudicial para tu organismo, y puede causarte hipertensión y otras enfermedades.