"La vida es corta. O puede serlo. Aun durando 100 años a uno lo puede deslizar la rutina sin relieves, viendo sin observar todo lo que por al lado brilla, o se puede hacer brillar. Nos hemos acostumbrado a vivir para evitar sufrimiento y nos cuidamos de no salir lastimados como si fuereamos de un material que no conocemos pero consideramos muy endeble. Y por supuesto que somos frágiles pero no tanto para dejar de arriesgar el mínimo que te deja dentro de las cosas. Es decir, si disfrutas tres veces y sufres cuatro por supuesto que estás viviendo, y con intensidad. Si sufres dos veces seguidas deberás hacer tu curación interior pero debes intentar que no te tiente retirarte. No tienen porque pasar de nueva las mismas cosas, puedes tener más suerte, o hasta hacerte más eficaz. Puedes quitarle el efecto simbólico a eso que brutalmente le llamas "fracaso" para decir que se ha intentado y algo se logró. Busca momentos, ármate de ellos, así después cada uno no será tan decisivo y te acostumbraras a vivir más ancho ya que largo nadie te lo asegura. Te puede llevar tiempo aprenderlo pero así es. Los ancianos son los que más caminan cuando realizan una visita turística ¿Qué elocuente no?"