“Cuídate de hacer llorar a una mujer. Dios cuenta sus lágrimas. La sacó de tu costado. No de tus pies, para que no la pisaras. No de tu cabeza, para que no estuviera por encima de ti. La sacó de tu costado, por debajo del brazo, para que la protegieras. Del lado del corazón, para que la amaras”.
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