y un pez plateado iluminó el agua como el follaje
encendido de los árboles en las tardes de otoño.
En ese "instante vacío" los tiempos se entrecruzan
y nuestra relación con el paisaje se invierte:
más que recordar sentimos que el pasado nos recuerda.
-Pero la memoria es aquello que a medida
que nos acercamos nos aleja.-
Ahora el viento persiste con su presencia sin cuerpo
y barre las hojas ante la claridad que muere:
-Paciencia y lentitud.-
La luz se ha comprimido en el rincón
más oscuro de la fotografía,
tiene miedo de estar perdida:
el peso de las sombras cierra todas las puertas,
y finalmente desaparece , como el recuerdo
de aquella escena junto al lago e la que mi padre
me habló de los misterios de la pesca.
A veces, se tiene la impresión de habitar una imagen,
el sentimiento de que el tiempo, al igual que aquel pez,
súbitamente está fuera del cuadro.
Y en silencio avanza, y a medida que crece su presencia
disminuye la del que la contempla.
Sin movernos, la memoria nos cambia de lugar,
nos da y quita realidad.