Gracias vida por vivirme todavía por regalarme un nuevo amanecer y permitirme ser testigo del amor, de la sensibilidad, del entusiasmo. Adoro sorprenderme de lo sencillo, de una noche estrellada, de la luna, de saborear el vuelo de un colibrí, de sentir la caricia del viento, de respirar la pureza de un niño, tocando una melodía en el arcoiris. Renuncio a complicarme la existencia, a vestirme de víctima quejándome, abrazo la bondad que me ofreces y bailo de gozo por el placer de "SER"
Laura Orozco
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