Sabes que ha llegado el momento de alejarte de una persona que estuvo contigo durante algún tiempo.
Por algún motivo, esa persona ya no representa para ti lo mismo que antes: te ha defraudado, ha cambiado sobremanera, han tomado distintos caminos en la vida o consideras que es mejor que ya no forme parte de tu entorno. Ya sea una pareja, un colaborador, o una persona que compartió situaciones contigo o estuvo cerca de ti en algún área: llegó el momento de decirse adiós.
Al despedirnos de alguien, es lógico que sintamos cierta tristeza e incluso melancolía: nos acostumbramos a contar con la otra persona, a su tono de voz, a su presencia en variadas circunstancias, y ahora se va a producir cierto vacío. Tal vez sea lo que precisamos para avanzar y crecer.
Para mí, la mejor manera de decir adiós es comenzar a elaborar el “duelo” con anterioridad a que se produzca el hecho. En este instante, por ejemplo, comienza a despedirte internamente de ese ser (aunque aún no se haya producido el corte formal). Desde ahora, comienza a pensar y a sentir que esa persona ya no forma para de tu cotidianeidad. Esta también es una excelente manera de verificar dentro de nosotros si el adiós es la mejor decisión y si, efectivamente, ha llegado el momento de hacerlo.
Entonces, con el correr de los días, ve tomando distancia interna: sin duda alguna, estarás más preparado el día que digas adiós, ya que habrás comenzado a transitar el recorrido antes.
Merlina Meiler
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