Suelta las cuerdas que tú mismo has atado
Nadie te ha obligado a llevar ese peso que no te incumbe encima. Tú te lo has puesto voluntariamente,
¿quieres saber por qué?
Tu necesidad de perfeccionismo provoca que te responsabilices de todo. Si algo sale mal, será tu culpa.
En tu cabeza no hay posibilidad de error. No seas tan duro. De las equivocaciones también se aprende.
Te has convertido en una persona altruista, aquella que se da a los demás, aunque esto provoque
que te olvides de ti.
No obstante, hay un secreto que tienes que saber. Primero eres tú y, después, el resto.
Gozas de una gran empatía, lo que te lleva a sentir en tus carnes el dolor de otros. Esto no siempre es positivo.
No solo los comprendes y te pones en su lugar.
A veces, te haces responsable y te echas a tus espaldas sus propios problemas en un intento de ayudar.
No es negativo tenderle nuestra mano a quien lo necesita. Sin embargo, sí lo es no saber soltarla.