Cuando somos niños y llegamos a la época navideña nos emocionan las
luces que prenden y apagan brillantes en los árboles y creemos que es
una época llena de esperanza y felicidad, que la fantasía de la época no
terminará jamás, sin embargo, conforme pasa el tiempo y nuestra mente
va madurando, nos damos cuenta de la realidad, descubrimos que esa
felicidad y esa fantasía no son más que meras ilusiones que muchos
aprovechan para ocultar lo crítica de la situación en la que se
encuentran, para muchos otros sólo representa un gasto innecesario,
otros ven la fecha como un día más en sus aburridas vidas, pero para
muchos otros, el fin de año no es el final…
Es la oportunidad de comenzar de nuevo, para ser una nueva y
mejor persona, para pedir perdón a todas esas personas a las que
lastimaron con el paso del tiempo, es el momento de redimir los errores
cometidos, de planear nuevos proyectos y tratar de alcanzar nuevas
metas, de acompañar a esa persona a la que siempre hicimos a un lado, de
ayudar a la persona a la que siempre le negamos una sonrisa, de darle
un abrazo a quien golpeamos con la frialdad de nuestra actitud…
Es el momento de desear felicidad a todos aquellos que nos
desearon mal, es comenzar de nuevo, hacer nuevos amigos, conocer nuevas
personas, obtener un nuevo empleo y porque no tener un nuevo amor, todo
depende de que nosotros queramos cambiar esa vida llena de malas
decisiones y convertirla en buenas acciones, y cada que llegue
nuevamente el fin de año ponernos nuevas pruebas para el año que recién
comienza, fortalecer las relaciones pasadas y nuevamente comenzar de
nuevo… siempre deseando ser mejor que la vez anterior hasta sentir que
somos una nueva persona.
De la red.
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